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Mi viaje a la Semana Santa de Sevilla

● José Cruz Cabo ►Miércoles, 28 de septiembre de 2016 a las 9:14 Comentarios desactivados


José Cruz Cabo

Corría el año 1981, hacía cuatro que Gráficas Nino estaba en la Vía de la Plata y se acercaba la Semana Santa, y se me ocurrió decir en casa que tenía ganas de volver a vivir las emociones de los sevillanos en las procesiones de Pasión y mi esposa Nieves y mi hijo Pepe, que todavía vivía con nosotros, me dijeron “pues si quieres vamos”. Pepe se sumó pidiendo permiso a su jefe y el domingo 8 de abril salimos de mañana en el 127 hacia Sevilla.

En Salamanca me confundí y pasé por lo más centrico de la capital y perdí un tiempo en encontrar la salida para Béjar. Comimos en un hostal de carretera y seguimos el viaje hacia Sevilla, ahora conduciendo mi hijo, habíamos pasado Hervás, que me trajo a la memoria los tres meses de verano que pasé en esa ciudad siendo un niño de ocho años, y cuando salimos de una curva, le dije a mi hijo “vete frenando que esos chotos que están en la cuneta se nos meten en la carretera”; no me hizo caso y al final chocamos con uno de los chotos. Tuvimos que parar en un bar de carretera para hacer el parte del accidente y eso nos retrasó el viaje.

El coche abollado y con los faros izquierdos rotos seguía funcionando y seguimos el camino, en Almendralejo tuvimos que hacer noche, porque no podíamos circular con parte de los faros sin luz. Cenamos y dormimos en dicha ciudad y al día siguiente, el lunes santo, llegamos a Sevilla, pasando por Camas la ciudad de nacimiento de mi padre Manolillo y que yo conocí el año 39, y antes de comer aparcamos sin más problemas.

Había huelga de camareros ese lunes santo, pero tuvimos la suerte de encontrar un hostal y en dicho hostal me dijeron que muy cerca había un garaje que podía dejar el coche hasta que fuera a salir de Sevilla. Nos hospedamos, comimos, dormimos una pequeña siesta y a las cinco salimos para ir a ver las procesiones del lunes santo. Vimos las del lunes y las del martes como pudimos y el muércoles santo ya nos decidimos a coger sillas en la Plaza La Campana y allí vimos ya el resto de dias las procesiones sentados tranquilamente y sin pasar ni gota de frio en manga corta. El martes fuimos a la catedral y realizamos el tradicional viaje en coche de caballos. El miércoles entramos ya para ver la catedral y subir a la Giralda. En la catedral nos encontramos que finalizaba una misa de ordenación y el arzobispo de Sevilla pasaba bendiciendo a los fieles y pasó al pie nuestro. después marchamos a hacer un recorrido a pie. El miércoles un cochero nos llevó a ver la zona donde yo viví en Sevilla del 39 al final de 40. La Plaza de San Antonio y la capilla del Gran Poder.

El jueves le pido al cochero que nos lleve a ver las capillas de la Trianera y el Cachorro. No le dejaron pasar por la calle más directa y como conocía el barrio nos llevó a la capilla de la Trianera por la parte de atrás, nos dijo como teniamos que hacer para entrar por la puerta. Entramos sin problemas y al abrir la puerta de la capilla nos encontramos con que venian hacia nosotros, nada menos que el presidente del gobierno, recien nombrado Calvo Sotelo y su señora. Se paran ante el Cristo de dicha hermandad y la esposa de Calvo Sotelo, le canta una bella saeta que nos dejó maravillados. Después en la capilla del Cachorro el juez estaba emperrado en que nos quedaramos para el domingo porque se exponía la efigie en una mesa y se veía como estaba realizada toda la parte interna de la garganta.

Durante la famosa madrugada los sevillanos iban bien pertrechados de café y licores, ya que comienzan las cofradías a pasar a las doce de la noche y el desfile oficial por la Plaza La Campana termina a las siete de la mañana. La verdad es que fue un viaje de los que no se olvidan nunca.

El sábado, despues de desayunar, emprendimos el viaje de vuelta a La Bañeza, tuvimos que dormir en Bejar, que aprovechamos para verla y yo recordar un partido que La Bañeza jugó lloviendo y además de lesionarse el asturiano Pipi. perdimos por goleada. El domingo a la una de la tarde llegamos al Restaurante Chipén, donde comimos, y después a casa a descansar para el lunes seguir con mi trabajo tipográfico y preparar las noticias para El Adelanto, El Diario de León y Radio Astorga.

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