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Comunidad

Publicado por Ibañeza.es el 23/04/2018 0:01 Comentarios desactivados

Amables peticionarios: llegó el gazapo cósmico, esos dobles pasos que se colaron en el escrito anterior, con la naturalidad que proporciona el ser falible, suscitan mis disculpas de manera genuflexa y mi agradecimiento vuestro silencio cómplice.

Hablando de gazapos y siendo san Villalar habrá que hacer algo al respecto.

Periódicamente me fijo en la colección de banderas que ondean su mugre desde el balcón del Ayuntamiento, y siempre que las veo, algo me chirría. Podría extenderme acerca de nuestra denostada, vilipendiada y maltratada bandera nacional, que al igual que algunas mujeres, no son dignas ni de que las más acendradas feministas salgan en su defensa. No, lo mío va a ser más local y mucho más antiguo, se trata de una enseña usada sin interrupción desde el siglo XIII aunque ya lo fuera en el XI por el hijo de la reina Urraca, sobrina de la “Grialera”. En un privilegio del Rey don Pedro I se lee: “Porque la ciudad de León es cabeza del Reinado de León y es ciudad muy antigua do poblaron godos e los Reyes de León. Por el cual Reinado de León yo traigo en las mis armas señal de León…” Queda claro que se trata de un león, león que ha pasado de morado a rojo, por la vecindad del escudo castellano, y que hoy apenas se tiñe del heráldico gules pues ha sido sustituido, no sé si profanado, por un nada regio rosa cerdito que la pátina del tiempo no es capaz de ennoblecer y que lo asemeja más a la pantera rosa. Todas las banderas de Castilla y León ostentan tamaño desafuero: “mofa sobre mofa y befa sobre befa”.

Esta tergiversación es también patente en “san degollo” Qué celebración más falsa y hueca, qué sectaria y manipulada por quienes se han investido de superioridad moral y con la aquiescencia culpable de quienes se creen inferiores por carecer, parece ser, de suficiente pedigrí democrático, menos mal que según el refrán: “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Una mentira repetida ad nauseam no se convierte en verdad, pero eso ya ni te lo planteas y así estamos firmemente convencidos que los castellanos Padilla y Bravo y el leonés Maldonado (era salmantino) eran un dechado de virtudes democráticas en un mundo totalitario al que querían redimir. Crasa falacia, éstos demócratas populistas (esto también es viejo) resulta que pertenecían a algunas de las familias más nobles del reino, que ostentaban prebendas, poder, influencia, blasones y doblones y cuyos miembros secundarios no querían ver mermados o aniquilados sus privilegios, de ahí su rebelión. Todos los seres humanos, menos un puñadín, somos celosos de nuestros honores y pretendemos que nadie los roce siquiera. A éstos 3 se los quitaron junto con la cabeza y ésta pena llevaba aparejada otra más infamante: la “damnatio memoriae” Hoy, gracias al falseamiento de la Historia llevada a cabo por la progresía cultural más rancia, han sido absueltos por el jurado popular, sin percatarse que la historia lleva ya escrita, firmada y rubricada desde hace casi medio milenio.


Semana Santa

Publicado por Ibañeza.es el 30/03/2018 9:05 Comentarios desactivados

Pues sí, la de 2018, que, dicen, va a terminar prematuramente con disgusto de quienes se quedarán sin poder vivir su intensa religiosidad, tanto, que les dura un año entero. Menos mal que nos han dispuesto, para tan magna exhibición, unos prolegómenos culturales durante la Cuaresma, tiempo de escalada, como dice una bastante horrible canción.

Aquí, en la Semana Santa de L.B. han desaparecido tanto la música como el “descanso” de las procesiones en las que se ejecutaba. Bueno, desde que se han recuperado antiguas tradiciones en desuso, hemos dejado por el camino otras tantas en uso y la revitalización de lo que hicieron nuestros antiguos cofrades y cofradas no es más que una nueva hechura sin base histórica, ya que se ha retomado la idea para hacer algo “ex novo”.

Yo, a diferencia de casi todo el mundo añoro aquella Semana Santa nuestra sin pretensiones ni brillos, pero mucho más lígrima, los nuevos pobres sabemos que el oro no tiene por qué brillar, valoramos más el arte del orfebre, como dice el refrán y contradicen las nuevas dinastías arábigo-petroleras que nos epatan por deslumbramiento. Incluso Nuestra Señora de la Amargura tenía un carácter menos de barrio, los que sepan algo de la S.S. de Sevilla sabrán a qué me refiero, y la nombro porque era una imagen alejada de lo que se supone es el espíritu “castellano”: el manto bordado con hilo y aguja en vez de pegado con silicona, era mucho más costoso que la propia talla. Pocos sabrán dónde consiguió el Cabildo tan estupendo paño de terciopelo que luce ahora tan ajado como el resto de la imagen. ¿Para cuándo una restauración seria y rigurosa de esa obra de arte? Aunque sólo fuera por el escudo de L.B. bien valdría la pena que la priostía emprendiera tan costosa tarea. Bueno, el querubín tampoco lo iba a desdeñar.

Me metí en el taller de costura cuando yo estaba en el de música, perdón. Es verdad que en casa, el nivel de exigencia musical, era extremadamente alto: crecer oyendo a los eximios, te maleduca y el motete que se cantaba a la Amargura en la puerta de la iglesia del Colegio de las H.H. Carmelitas tras el sermón a cargo del “elocuente orador sagrado” no era como para grabar, pero ambos están tan desaparecidos como el esplendor de la Imagen. Esto ocurría también en el Encuentro y en la Procesión de Pasión en la que los pasos se metían dentro de la Iglesia, cosa hoy imposible dado su tamaño de los pasos, mientras la sensibilidad religiosa de los Hermanos de Jesús buscaba alivio trasegando limonada y churros. Eso sí que se conserva igual. Luego las sopas en Boño preludiaban el Calvario. Mi recuerdo y oración para Conchita.

Podría seguir, pero basta por hoy (por cierto qué “BASTA” tan extraordinario el del sábado, Hermano Consiliario) Termino dando las gracias a quienes me leeis con tanto esmero y condescendencia, en especial al “legítimo descendiente del Zar”: las coronas reposan temporalmente como espero hacerlo yo, eternamente, tras haber sido acogido por la benevolente misericordia de Jesús Nazareno.


A media asta

Publicado por Ibañeza.es el 31/07/2017 22:26 Comentarios desactivados

Hace ya mucho tiempo que no escribía nada, supongo que con agradecimiento y regocijo general, pero hay media docena de egregios que  añoraban estos acordes. La vuelta se debe a la gratitud que es la memoria del corazón.

El sábado la Iglesia Católica recordó a Santa Marta, esa que, según San Lucas recibió en su casa a Jesús y andaba muy afanada sirviéndole… Ese Jesús tuvo a bien el que despidiéramos a Conchita “Boño” ese día. El sentido del humor de Dios es… divino y tiene gracia que, quien de servir a los demás hizo su profesión, haya sido rezada en la fiesta de quien sirvió al Hijo de Dios.

Otros tienen muchos más saberes que yo para hablar de ella y de ellos, pero considero un deber plasmar mi agradecimiento por tantos ratos compartidos esperando a Tomás o cumpliendo con la Piedad. Se dice que cuando una persona muere, toda una biblioteca desaparece con ella. ¡Cuántas anécdotas y qué discreción al referirlas! Conchita sí que tenía para un buen libro de memorias; fue una pena que no lo hiciera: aparte de voluminoso, hubiera sido instructivo, didáctico, revelador y entretenido. He admirado mucho su libertad para decir, por igual, lo bueno y malo que veía en nosotros, carente de halago en el primer caso y de maldad en el segundo. Además, dada su generosidad, recibí instrucción en asuntos culinarios, todo un privilegio: Casa Boño sigue siendo un referente cuando de comer bien en L.B. se trata.

Sí, he tenido la suerte de tratar con mujeres extraordinarias. La primera vez que escribí una Clave de Mi, hablé del señorío de doña María Alonso Moro, una bañezana integral. Dije entonces que quien no tuvo la suerte de conocerla, bien poco sabe lo que es el señorío y el trato exquisito, agradable, ingenioso, afable y chispeante. Cualidades que ella consideró excesivas y que sólo son un pálido reflejo de su personalidad. No hizo de su vida un espectáculo, ni se dio a conocer a base de publicidad y mucho menos trató de comprar el cariño de la gente. Los guardianes de las más puras esencias se lo han perdido.

Dejé estas “Claves” coincidiendo con otro abandono, el de una de mis “vice-Madres”. Ya dije que había tenido suerte con la gente que Dios ha dispuesto en mi camino. Amalia fue la última en llegar, me conoció de mayor, al igual que tía Purina (otra inolvidable). Era una mujer de belleza deslumbrante, ocurrente, simpática, de amena conversación y palabra oportuna. Me quiso desde el primer momento. Fue tan generosa como para abrirme no sólo las puertas de su casa, sino también las de su corazón y de su familia, hasta meterme en ella y con una sencillez y naturalidad propia de la grandeza, algo por lo que estar siempre en deuda con ella.

No sé si ellas supieron que las quiero. Descansen en paz, las tres. Alguien aquí las sigue recordando agradecido porque las almas libres son raras pero se identifican porque te sientes a gusto, muy a gusto cuando estás con ellas o cerca de ellas.


Inestabilidad

Publicado por Ibañeza.es el 19/11/2015 8:46 Comentarios desactivados

¡Hola amiguitos! aquí estoy expuesto a vuestras críticas que son como los platos de alta cocina: exquisitas y escasitas. Hace mucho que no garabateo nada y algunos me lo habéis recriminado también de manera exquisita, como si fuerais Imperiales.

Suelo escribir a raíz de un acontecimiento puntual, pero desde la campaña electoral de primavera, esto se ha convertido en una agitación permanente y uno, que es torpe, no ha terminado de asimilar una noticia y ya hay otra que eclipsa la anterior. Reconozco que he desechado unas cuantas partituras de estas porque se me quedan viejas antes de terminarlas. Lo siento por vosotros a los que agradezco vivamente el interés con que las esperáis y hoy que voy a tratar de meter todo en un mismo saco, no dudo que sabréis leer bien lo que yo escribo mal. El horror es demasiado repetitivo como para callar y hasta lo de los cataluñeses, casi, parece cosa baladí.

Cada sociedad es libre de escoger sus mitos y cuando los elige se retrata a sí misma. La justicia durante muchos siglos fue cruel y vengativa, la ley del “ojo por ojo” supuso un avance respecto a la del “rebaño por oveja” y parecía misericordiosa hasta que llega el Evangelio y salta con que si te dan en una mejilla pongas la otra. De esto no se hizo excesivo caso hasta que en el siglo XIX se empiezan a graduar, según su importancia, los hechos ilícitos y a pensar que los transgresores eran seres humanos merecedores de un trato, por tanto, humanitario. Tras esta idea están los sentimientos cristianos de gente generosa que supo hacerse escuchar y que fueron sustituidos por propósitos políticos, sociales y hasta partidistas sin excluir, hoy, a los que tratan de destruir la propia Justicia. Esta confusión entre humano y humanitario nos ha llevado a una especie de indefensión, no sólo personal, sino también institucional, que aunque pueda ser amparada por la ley, repugna al sentido común porque supondría declarar injusta a la justicia y llevar a la extinción un derecho que siempre pareció intocable: el de legítima defensa. Hoy es difícil que tanto una persona como el mismo Estado puedan defenderse de una agresión injusta sin ser acusados por el agresor y hasta condenados por defender legítimamente sus derechos.

Tenemos ahí a los políticos que nos quieren vender la laicidad como la gran panacea universal y cuyos dichos y hechos copian servilmente los de la Iglesia, si bien a ésta le salen mejor porque llevan ensayándolos dos mil años. Me di cuenta con motivo de la Ordenación Sacerdotal de Carlos en la que todo tiene su por qué y, claro se dan unas casualidades que te sobrecogen como cuando el Espíritu Santo que acababa de ser invocado se anunció o que mientras se oía “mi alma te busca a Ti, Dios mío” el reloj de la catedral se pone a sonar. Eso que no ha sido capaz de preverlo ni el protocolo de la Casa Real Británica no lo va a hacer un político que trata de vender como nuevas unas ideas viejas y fallidas. Bueno, tampoco te darás cuenta de ello salvo que seas un tipo S.I.C.


Maneras

Publicado por IBAÑEZA.ES el 27/04/2015 9:03 Comentarios desactivados

De nuevo tengo que dar gracias por no inhibiros en los elogios. Esto, que son maneras, manifiestan el contenido de algo: los modos; modos y maneras que hoy han sido ninguneados por Juan Goytisolo. No llegaremos al protocolo, pero andaremos rozando esa sublimación de la educación, tratando de explicar el misterio de las maneras, en el día que “celebramos san degollo”. Eso sí que es un misterio, pasar de estar “damnatio memoriae” a una exaltación casi general de “mártires de la democracia”, no son maneras.

Entrando en materia, retrocederé un año, hasta una muy interesante, como siempre, conversación que tuve con Manolo en la que lamentaba la situación de abandono en que se encontraban, las que él denominó “señoriales casas” de La Bañeza. Lo recordé el otro día cuando Pepi y todo su encanto decía cuánto añoraba el glamour que tenía La Bañeza de antes, hombre, no sé si tan inexacto término es el más adecuado, pero lo cierto es que nuestro pueblo hoy, tiene muchas cosas, pero glamour, desgraciadamente, tampoco. Quizás le ocurra como a algunas personas cuyos encantos no disminuyen con el paso del tiempo: desaparecen. Dicho así suena bruto, pero cuando te lo dice todo el ingente encanto que atesora Pepi, te sientes conmovido por la pérdida.

Y es que el domingo, según los periódicos del lunes, estuvieron rodando un video-clip en una casa de la Plaza. Incorrecto esa casa siempre ha estado en la calle Astorga, que según el extinto anterior Cronista Oficial, es la única calle en L.B. que jamás ha cambiado de nombre. Esta debe ser la razón por la cual sus residentes son mirados con cierto recelo por parte de la ciudadanía cual si fueran portadores de exóticos y envidiados miasmas. Pero a lo que iba, esa información aparecida en prensa queda coja: por mucho que se pondere, y así lo hacía, la casa, nunca, repito nunca, podrá tener el encanto que irradiaba cuando estaba habitada: ese vestíbulo en penumbra, del que arrancaba la espectacular escalera bruñida hasta reflejar tu imagen, que terminaba en la disecada cabeza del ciervo que tiempo atrás, lógicamente, había estado correteando por la gran huerta. Los objetos que habían sido amados por anteriores propietarios, se conservaban lozanos gracias al cariño que seguía depositando en ellos su dueña, que contagiaba su señorío, como los niños la gripe, a cuanto la rodeaba, ¿cómo, si no, era posible que María te pudiese tratar con una exquisitez que envidiaría hasta la más refinada milady de una película british? Eso te impacta cuando eres niño y cuando dejas de serlo comprendes que nunca nadie, por muchos años que vivas, te va a volver a tratar con esa mezcla de cariño y deferencia, y claro, hoy lo añoras porque esa deferencia en el trato es lo que marca la diferencia.

Pienso, entonces, que algunos hemos tenido el privilegio de atisbar un estilo de vida hoy desaparecido, y que hay gente que se permite despreciar sin ser capaces de poder entender la “dignitas” que implica la coherencia de vivir como lo que eres, sin pretender aparentar lo que nunca has sido, ni podrás ser.


Modos

Publicado por Ibañeza.es el 4/04/2015 8:57 Comentarios desactivados

La gente suele confundir la mala educación con la ineducación. La diferencia es que en la primera se supone que tienes aunque hagas caso omiso de ella y la segunda es que ni te suena de lo que va. A veces hago honor a los esfuerzos que hicieron conmigo y que no siempre demuestro, así que mi vanidad y yo agradecemos y mucho los comentarios que suscitan estas letras, bien es verdad que no siempre de manera directa y que yo agradezco, aún, más. Ya teneis aquí otra “partitura que, como siempre, está escrita en clave de mi”.

La anterior pieza trataba de algo similar: confesaba que me gustaba la Navidad, si bien desprovista de tanto brillo y purpurina. Con la Semana Santa me ocurre lo mismo. Todo lo que pienso, por lo menos del aspecto visible resulta poco agradable a muchos oídos de papones lígrimos. Repito, es lo que me parece a mí y no pretendo que todo el mundo piense lo mismo.

En el estupendo Pregón de este año, mientras se iban desgranando las vivencias de un “Hermano de Jesús” se resaltaban los cambios sustanciales que había experimentado la Semana Santa de L.B. Es verdad, mucho, pero a mí me gustaba más aquella otra menos grandilocuente.

Cuánto daño se le ha hecho a nuestra imaginería, que no tiene nada que envidiar a ninguna otra (bueno, a veces mucho, tampoco nos vamos a dejar llevar por un bañezanismo integrista) Me gustaban los santos antes de ser nuevos ricos, el “citius, altius, fortius” llevado a la religión, sólo indica una apariencia con poco contenido dentro. Es como aquello sobre la elegancia que empieza con “el rico se decora”, pero, en fin, dejemos que la tierra sea leve con los extintos y que los vivos aprendan de las lecciones ciertas que son las que nos dan los muertos.

También voy a meter el dedo en el otro ojo: hasta hace muy pocos días tenía cierto sentimiento de culpa por no salir en las procesiones pujando un santo. Pues bien, ese sentimiento ha desaparecido por completo: ¡claro que colaboro y participo con Jesús! lo hago cuando no están los que sólo hacen “gimnasia sacra” una semana (incompleta) al año. Lo hago con otros que son los que sienten que la Semana Santa rememora algo de una gran trascendencia para la vida de los hombres, lo hacemos cuando acudimos a actos religiosos que se programan por tradición y en los que faltan muchos “hombros”, así que Jesús, lamentablemente sigue tan sólo como cuando pendía de la cruz.

Tampoco es que quiera hacer sangre (más) pero lamento decir que guste o no guste la Semana Santa es algo religioso, es algo profundamente religioso, así que cuando se puja lo que se está haciendo es llevar sobre los hombros al Hijo de Dios.


Gustos

Publicado por Ibañeza.es el 31/12/2014 0:01 Comentarios desactivados

Me gusta la Navidad. Sí, ya sé que no es muy correcto, pero me gusta y siempre ha sido así, me viene genéticamente por parte de mi Padre. Lo que la rodea… es otro cantar. Y nunca mejor dicho.

Esta tarde me encontraba en casa tan ricamente gozando del Mesías, en concreto estaba con Isaías 9.5, que tras pasar por las manos de Haendel resulta sobrecogedor, cuando todo se derrumba: una charanga atacando un medley de una variación abrumadora, con un denominador común: sonaban a carnaval. Los “peces del río” ¿Tuerto? eran seguidos por “la cucaracha” y las “campanas” precedían machaconamente al “auge y caída de la ciudad de Mahagonny” ¿a que dicho así suena de una sofisticación muy chic? pues no, mis queridos amiguitos era el “yo te daré, niña hermosa” que no sonaba a Weill, sino igual que el resto de tan extenuante repertorio.

Y no es que tenga nada contra la charanga, pero la magia se rompió, como cuando tengo que escuchar esos villancicos interpretados por desaforados querubes que proliferan y atruenan en cada esquina. Tampoco tengo nada en contra de los niños cantores; de hecho, con los de Viena me ha felicitado la Navidad un amigo querido y esa “Noche de Paz” ha sido gloriosa.

Aparte de escuchar a todas horas villancicos mal interpretados y a un volumen inadecuado, no haces más que ver parpadeantes lucecitas y brillos multicolores, también unidos por un denominador común: el made in PCR. No sé si algunos de mis hipotéticos lectores sabrá la razón por la cual a los orientales les gustan tanto los brillos y los colorines. No entro en el asunto “figuritas” porque rozamos la blasfemia. Lo cierto es que toda nuestra Navidad es china y como tal de bajo precio y olorcillo… digamos “peculiar”. Y como esto de escribir tiene algo de catarsis (5ª acepción, por favor) me estoy dando cuenta que lo que no me gusta de la Navidad es lo que le resulta extraño.

Así que me gusta lo que se celebra y su significado trascendente. Y eso que, como cualquiera, tengo ausencias que aún duelen y me acuerdo de quienes van a celebrar unas fiestas poco felices: los “huecos” estos días gritan con fuerza porque son fechas que, querámoslo o no, son especiales por la esperanza que conlleva lo que se celebra.

También me acuerdo de quienes están alejados físicamente de nosotros aunque andan “escondidines” en nuestro corazón: doña María, que ya salió aquí en el primer escrito; o los Péix, a los que nunca me acuerdo de olvidar; algunos miembros de mi familia y amigos dispersos por el mundo; y cómo no, a María.

Y por supuesto de quienes tenemos alrededor y vamos a ver estos días. Para todos ellos y algunos más una muy feliz Navidad y Año Nuevo. Excluyo a unos cuantos, pero eso ya lo dijeron los ángeles “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad” así que ¿quién soy yo para llevarles la contraria?


Miga

Publicado por Ibañeza.es el 26/11/2014 9:30 Comentarios desactivados

El que yo escriba estas líneas se debe a la miga. Es lo que tiene comprar el pan a la antigua usanza, ¡cuánto tarda hoy Tomás!, te permite trabar conocimientos interesantes, como no podía ser de otro modo, ya que se trata de relaciones con miga.

Ahora bien, ese interés, como los índices bursátiles, es fluctuante. Aquí entran en nuestra existencia los “colones”, bueno, más propiamente las “colonas” porque, siento ser machista, pero los hombres nos comportamos mejor en las colas (vale, hay de todo). Tú estás esperando tan ricamente, o no, cuando aparece alguien como en trance, los ojos fijos en un punto indefinido del horizonte, intentando divisar una bromelia en lo alto del Teleno, o algo así, tan absorta y embebida que no se digna saludar y de paso evita fijarse en cuánta gente está esperando y que se pone a mirar en la misma dirección para no perderse algo extraordinario y lo extraordinario es que los perdidos son ellos: la colona está pidiendo saltándose toda la cola. Esta gente que parece tener un síndrome siquiátrico de nombre impronunciable a la primera, lo que en realidad tiene es una carencia total y absoluta de educación.

Hace unos días un chavalín fue pillado in fraganti en una falta, pero lo anoto aquí por el hecho de que no se le ocurrió disculparse, ni a su amorosa mamá, que por allí andaba, pedírselo, y si, en cambio, increparme a mí por no mirar con suficiente amor a su vastaguito Los niños son pequeños, pero tontos, tampoco y aprenden con suma facilidad. “Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”, decía un tal Pitágoras.

Tal y como está el asunto en España parece que muchos papás no se esmeraron mucho en inculcar buenos principios a su prole a la que hemos encumbrado a base de rebajarnos nosotros. Acaban de hacer un monumento, a pesar de la indignación de algunos cataluñeses, a Blas de Lezo, al que llamaban “el medio-hombre” tipo que con 12 barcos, sólo 6 de guerra, logró que la flota inglesa, 186 buques, levantaran el cerco puesto a Cartagena de Indias, a base de causarles severas derrotas, gesta que aún se estudia en las academias navales como ejemplo de táctica y que el resto desconocemos. Mientras, aquí, en nuestro pueblo, se le rinde un emotivo recuerdo al “pollo de Antequera” en la plaza de Romero Robledo, conocido por otros como “gran elector” por su ausencia de escrúpulos amañando elecciones, sujeto que lo fue todo, en todos los regímenes políticos en la convulsa España del siglo XIX y cuyo nombre está ligado a los mayores escándalos de la época, durante años fue el director de las grandes juergas que se corrían los políticos de la época en Madrid. A mí, esto, me suena a modernidad.

Cito estos ejemplos por no poner otros de los que hablamos estos días, gente vulgar que, también, se cuela en nuestras vidas, cuando lo suyo es entrar en la cárcel por la puerta grande. Lástima que haya que hablar en singular.


Internacional

Publicado por Ibañeza.es el 7/10/2014 0:02 Comentarios desactivados

Hecha, ya, la digestión de las alubias, entramos en otoño y este año, sin haber pasado por el verano, para que nuestros huesos se secaran del todo, así que hasta que el planeta termine de calentarse (bueno, en algunos sitios está que arde) pasaremos un invierno largo y frío sin apenas movernos para no crujir como vulgares patatas fritas de bolsa.

También nos van a crujir los huesos y no sólo en sentido figurado, como los integristas musulmanes sigan haciendo de las suyas. En León, reino del que formamos parte, acaban de celebrar San Froilán y las Cantaderas han vuelto a bailar conmemorando la abolición del infame e infamante tributo de las 100 doncellas. ¿Somos conscientes de que “Al-Andalus” era TODA la península Ibérica y que para ellos, y esto sí que tiene bemoles, lo sigue siendo? En algunos países europeos, que no son “tierra a recuperar” los imanes se han reunido a orar por la paz, pero ¿y los que viven aquí? ¿qué postura adoptarán? Estamos contentos porque algunos países árabes se han coaligado con occidente y han condenado el yihadismo, lo cual está muy bien, pero siguen manteniendo sus millonarios negocios petrolíferos conjuntos y como dependemos del petróleo para todo, nosotros mismos estamos colaborando con estos bárbaros que pretenden cortarnos el cuello.

Deberíamos ser legales y aplicar el principio de reciprocidad, básico en el derecho internacional, que por cierto, nació en la Universidad de Salamanca, también, reino de León, y tratarlos como ellos tratan a los cristianos. Es de sobra sabido que los derechos humanos no es algo que los mahometanos cumplan de manera cabal ¿se han fijado que las que viven aquí, también, van detrás de ellos? y  si se trata de respetar la libertad religiosa ajena, el asunto es trágico. La quema de Iglesias, con cristianos dentro, claro, parece ser un entretenimiento de fin de semana, como aquí salir de fiesta; bueno, para ellos debe serlo porque les asegura plaza fija en el paraíso.

El Corán empieza “en el nombre de Alá el compasivo, el misericordioso…” los integristas se deben de saltar esta primera sura, me resulta asombroso que luchen tanto por la religión y no vivan según sus principios. El último mensaje del jeque Abu Mohammed al-Adnani ash-Shami, portavoz del Estado Islámico, llama a sus fieles a matar a ciudadanos de los países que formen parte de la coalición liderada por EEUU para derrotarlo: “Si no eres capaz de encontrar una bala o un IED (siglas de dispositivo explosivo improvisado) entonces selecciona al impío americano, francés o a cualquiera de sus aliados. Golpéale la cabeza con una roca, asesínale con un cuchillo, pásale por encima con el coche, tírale desde un lugar muy alto, estrangúlale o envenénale”.

Hace unos días, en Lignon, cerca de Ginebra, en la apacible y pacífica Suiza, dos jovencitos musulmanes quemaron una Iglesia mientras, dentro, se celebraba un bautizo (lo grabaron y lo colgaron en la red) y como son menores, inimputables, o sea, que no se les considera responsables. Si un cristiano hace eso mismo en Arabia Saudí, no sólo será responsable él, sino que perseguirán, también, a todo su linaje.

Y nosotros, mientras, hacemos como que no pasa nada.


Peregrinos

Publicado por Ibañeza.es el 14/09/2014 9:39 Comentarios desactivados

Parece que vamos entrando en el otoño y no lo digo en términos meteorológicos estrictos, no sé si este año hemos tenido verano, sino porque los forasteros de la entrega anterior, han desaparecido y ya se divisan las alubias, que van a tener que competir con la Virgen de Castrotierra, o a lo mejor es al revés. No sé si la idea de hacerlas coincidir resultará brillante o suicida, deseo que haga tan buen tiempo que la gente se llegue desde el Santuario a reponer sus fuerzas aquí.

En contra de lo que opina mucha gente, yo creo que La Bañeza es un sitio tan pequeño que sólo cuenta con un lugar en el que poder celebrar cosas: la Plaza Mayor, cuya vista queda interrumpida por los tendejones que los operarios municipales, no hacen más que montar y desmontar. Y digo yo, que tanto poner verde “la Plaza” pero nadie es capaz de sustraerse a su encanto, y por mucho que se hace por aislarla, resulta evidente que todo y todos vienen a ensuciarla. Debe de ser el subconsciente, que nos juega malas pasadas.

Acabamos de vivir la semana del peregrino cuya fiesta empieza, también, en la Plaza Mayor, cosa sorprendente teniendo en cuenta que el centro de La Bañeza es la Iglesia de San Salvador, núcleo que sirvió de orígen para el desarrollo de la población, al igual que lo es de “los Monte Urba”. Claro que este año vino una nube y se dedicó, la muy ladina, a empapar todo lo que había debajo con el consiguiente deslucimiento.

Aunque hay que reconocer que en esta edición el protagonismo fue para  el cáliz de la infanta doña Urraca, que conviene no confundir con la reina, aunque ambas eran “dueñas asaz bravías”. El salón de actos del Infanta Cristina estaba hasta la bandera y la oradora, enseñada por sus estudios a dudar de todo, hizo ímprobos esfuerzos para que, a su entregado auditorio, no le cupiera la más mínima duda de que la espectacular pieza es la mismísima copa que usó Jesús en la Última Cena.

Pero bueno, eso ya lo tienen más que sabido porque ha acaparado portadas y cabeceras de medios de comunicación en cualquier dirección que señale la rosa de los vientos. A mí me gustaría que toda esta conmoción mediática sirviera para que vuelvan a San Isidoro piezas eximias que nunca debieron de abandonar sus muros. Por cierto la cantidad de gente que no ha ido nunca a la Real Basílica-Colegiata, es asombrosa, cosa que es lo que a mí me parece verdaderamente asombroso: allí vive Dios y quizás por ello fue votado como el más importante edificio románico de España, por delante, incluso, de la catedral de Santiago, por cierto, otro “hallazgo” de los Reyes de León.

Una recomendación, si van háganlo con corrección, la forma de presentarse, aunque sea ante objetos inanimados, denota el respeto que nos inspiran, y éstos lo merecen en grado superlativo. Con las personas pasa lo mismo y encima son tan aviesas que perciben si no se llega a ese mínimo de respeto.


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