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Maniobras militares de los Montes de León en septiembre de 1934 (I)

● Ibañeza.es ►Lunes, 30 de enero de 2017 a las 8:03 Comentarios desactivados


El 19 de mayo de 1934 se recogía ya en la prensa que en septiembre se realizarán unas importantes maniobras militares conjuntas del Ejército y la Marina, en las que tomarán parte cerca de 30.000 hombres. Sobrepasada la mitad de junio, ante el anuncio de las maniobras que se preparan para el otoño (ya solo del Ejército) se presentaban dos tendencias, partidaria una de que se celebren en Astorga, y en León, en Ferral del Bernesga, la otra. Las comisiones de Estado Mayor han dictaminado que la primera opción es mucho mejor que la segunda, pero desde El Diario de León estimaban lo contrario por varias razones, entre ellas que la zona de Astorga tiene pueblos dentro del área de fuego; está cruzada por la carretera Madrid-Coruña y por la vía férrea, además de por numerosos caminos, y tiene escasez de agua (es sabido que para abastecer el cuartel de Santocildes es preciso cortar algunas horas el agua a la ciudad).

Tal vez porque (como sostienen algunos autores) desde el Gobierno se preveía cada vez con mayores probabilidades de certeza el estallido de un movimiento revolucionario en Asturias, se decantaba el ministerio de la Guerra ya en julio por los terrenos astorganos y de los Montes de León para realizar las maniobras, más similares a los asturianos en relieve y condiciones (contempladas, según aquellos, como medida preventiva y con la finalidad política -además de la estrictamente militar- de contrarrestar la sombra de la insurrección armada de la izquierda), y se pedían así de la 3ª Inspección General del Ejército a final de aquel mes a la alcaldía bañezana “detalles sobre la vida y medios que puedan proporcionarse a las tropas en la zona de operaciones”, un país en el que, en todo caso y según el apartado que en las Instrucciones para la preparación y desarrollo de las Maniobras Militares en los Montes de León la Dirección de Estado Mayor dedica a la psicología, “sus habitantes son virtuosos en todos los órdenes, acogedores, trabajadores, y en modo alguno toleran la exagerada licencia entre los sexos, … son veraces, honorables, no transigen con la mentira ni con la adulación, ni toleran tratamientos autoritarios”.

Se anunciaban oficialmente al comenzar agosto aquellas maniobras (una circular del BOP se referirá a ellas el 31 de aquel mes), con duración desde el 22 de septiembre al 2 de octubre, bajo la dirección del Inspector del Ejército, general Eduardo López de Ochoa, y participando más de 20.000 hombres de las divisiones Séptima y Octava, mandadas por los generales Nicolás Molero Lobo en Valladolid y Pedro la Cerda y López-Mollinedo en La Coruña. Siete de las jornadas se dedicarán a la concentración y dislocación de las distintas unidades, y las cinco restantes al desarrollo de los temas y los supuestos tácticos.

“Durante todo el mes de agosto, marchas e instrucción preparatorias, sin descansar noche y día. Instrucción hasta el día 20 de septiembre. El 22 salimos para Astorga; después a pie, hacia las montañas, muertos de sed y de cansancio de tanto caminar, cargados como mulos. Llevábamos de equipo, en el morral de espaldas: la tienda de campaña, la muda, el traje de repuesto, el tabardo, los clavos de la tienda, el casco de hierro, los zapatos, y otras alpargatas; en el de costado: el plato, la cuchara, tenedor, jarrillo, toalla, peine, jabón, el fusil, los correajes con tres paquetes de munición, la manta, el palo de la tienda…”, dirá uno de los soldados de reemplazo, malagueño, enviados desde Zamora a aquellas maniobras, “regresando el 2 de octubre, el día 3 lo tuve franco y el 4 nos acuartelaron” (para destinarlos a pacificar Asturias).

Ya el 3 de septiembre la 4ª División de Estado Mayor requería de la alcaldía bañezana datos sobre el alojamiento de las tropas y demás en las previstas maniobras, y de la 7ª División Orgánica, de Valladolid, avisan el 4 de que los días 19 y 20 llegarán tropas a la ciudad, comunicación que se repite el 11 desde la dirección de las maniobras militares, en Madrid, avisando del estacionamiento de otras unidades el 21, 22 y 23. A la mitad del mes el ministro de la Guerra desmentía que por la mala situación económica se fueran a suspender las maniobras militares, y el día 20 salían las tropas de La Coruña para tomar parte en ellas. Dos días más tarde fuerzas militares de Segovia, Madrid, Valladolid, Palencia y Burgos pasan por León en dirección a Veguellina y Astorga para sumarse a las que ya también desde otros lugares se desplazan; en total once trenes militares especiales serán los que transiten hacia la ciudad maragata por la estación férrea leonesa, llegando por carretera Intendencia y los parques de Artillería

El día 15 desde Valladolid informan al alcalde de que, contra lo previsto y notificado unos días antes, el Batallón de Zapadores no pasará por La Bañeza. El 16 remiten desde Burgos, de la Jefatura de Transportes Militares, las guías del material de campaña para las maniobras; el día 17 piden desde Valladolid, de la Jefatura de Administración de Maniobras Militares, relación de precios de artículos de primera necesidad, cebada, paja y tabaco (avisando de que el 25 al medio día llegarán más tropas), y el 18 de Badajoz envían las guías del material de guerra que se transporta por ferrocarril, a la vez que remiten de la Aviación Militar, de Madrid, las del material con destino al Aeródromo de Hinojo (también para esta base aérea provisional expedirán un talón por material el 29 desde la Aviación Militar de León). El día 19 enviaban desde Transportes Militares, de Zaragoza, la guía del que será después tan traído y llevado carro-cuba destinado al Regimiento de Zapadores nº 7, quizá el de los mismos soldados que por mandato del general Toribio Martínez Cabrera, y a cuenta de su bolsillo, construirán la carretera de Turienzo a Andiñuela de Somoza, patria chica del militar benefactor (después, en enero de 1936, en el semanario socialista astorgano El Combate se versificará que el camino concluye en una finca / que -¡qué casualidad!- resulta suya).

El 12 de septiembre la Corporación bañezana en su pleno de tal día decidía condonar a los carniceros los arbitrios de consumo de la carne de las reses que se sacrificarán para servir a las tropas con motivo de las maniobras militares, pero no los de degüello de las que se consuman fuera del término y se conduzcan cuarteadas en los camiones de la Intendencia. Tres días después se contrataban cinco vagones de harina para los militares movilizados en Astorga a la fábrica de Miguel Delgado en Santibañez de Vidriales, y el alcalde de La Bañeza emite un bando llamando a “mostrar atenciones y consideraciones a los servidores de la Patria que llegarán a la ciudad para las maniobras militares, y a ejercer cultura y hospitalidad en la agradable visita de los huéspedes”. En otro edicto exhorta a los comerciantes y exportadores a abstenerse de hacer en la estación facturaciones al detalle en pequeña velocidad, para evitar aglomeraciones y facilitar el desembarco de las unidades del Ejército entre los días 19 al 23. Mientras tanto, se está nivelando por numerosos obreros el campo de Hinojo para que sirva de lugar de aterrizaje de los aviones de la Base de la Virgen del Camino, de modo que se establecerá en él un verdadero campamento de aviación, “por considerarse punto muy estratégico, ya que dado el carácter abrupto y accidentado de la zona de maniobras, solamente las márgenes del río Órbigo ofrecen llanuras y planicies aptas para establecer bases aéreas”.

Con motivo de las maniobras militares son acogidos en La Bañeza ya desde la tarde del día 19 de septiembre un Grupo de Intendencia compuesto de oficiales, suboficiales y 210 individuos de tropa, 32 carruajes y 100 cabezas de ganado, y una Columna de Subsistencias formada por oficiales, suboficiales y 114 soldados, 20 carruajes y 23 cabezas de ganado. Todos los pertrechos y animales se hallan acampados en los terrenos que dan vista a las eras, en la proximidad de la carretera de Jiménez, donde se han instalado dos hornos para fabricar pan, y en cuyas inmediaciones tienen almacenados los víveres y otros suministros. La tropa ha sido alojada en domicilios particulares, y parece ser que se hallan satisfechos de estar en la ciudad, que también se halla animadísima.

Del libro LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas -Valduerna, Valdería, Vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras de la provincia, de 1808 a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens) por José Cabañas González. (Más información en www.jiminiegos36.com)

Antiguo plano de maniobras en los Montes de León.

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