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¡Qué tendrá la política, que todos corren tras un asiento!

● A. Cordero ►Domingo, 15 de julio de 2018 a las 8:20 Comentarios desactivados


Igualito que en aquel juego de las sillas en el que había que correr en círculo para colocar el culo en uno de los asientos disponibles justo al dejar de sonar la música. Solo que en el tradicional juego, el hecho de coger una silla no era tan ventajoso y el quedarse con el culo al aire tampoco era tan grave… Cosas del lenguaje, de los dobles sentidos y las metáforas con las que jugamos quienes nos atrevemos a dirigirnos al público desde una columna de opinión.

El caso es que de un tiempo a esta parte en la política de alto standing la cosa está que arde; las viejas glorias vuelven a salir de sus guaridas para volver a mostrar su cara (tratando de que no se la partan, claro está); muchas veces prometiendo un “más de lo mismo” de aquello que antaño no coló, pero bueno, quizás hay más desmemoriado del que pensamos y no se recuerdan hazañas ni proyectos empolvados por el paso del tiempo.

Y mientras que en los pueblos y ciudades de provincias se empiezan a recibir llamadas, saludos por mensajería y palmaditas en la espalda, algunas caras conocidas empiezan a sonar por los corrillos y comienza a notarse la cercanía de una nueva cita electoral, claro, que antes hay que empezar a colocar culos desde arriba hacia abajo, como mandan los cánones y hay demasiados pretendientes para esa silla que parece estar vacante aunque, que sepa querido lector, que no siempre es oro todo lo que reluce.

Es el momento en que el juego de las sillas pasa a otros niveles; el buen rollo y el compañerismo del tradicional juego se convierten en un torneo en el que todo vale y las armas utilizadas para conseguir la victoria son de lo más variopintas: guerras encarnizadas, faltas de respeto, intolerancia, insultos… todas las caras que el cinismo presenta en cualquiera de sus facetas, con un único objetivo: la preciada silla.

De todas formas, y como todavía falta un tiempo para ver cómo ha quedado el asunto, todas las quinielas son válidas y hasta completar los asientos todo serán conjeturas. Quizás cuando se publique este artículo, ya habrá quien habrá visto truncado su sueño de seguir sentado, quien habrá rechazado la silla porque no se ajusta del todo a las medidas de su trasero y quien comenzará a saborear las mieles del éxito cuando mejor se degusta; antes de conocer los sinsabores que ciertas sillas conllevan.

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