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“Camiñando coa imaxinación de Santiago”

● Ibañeza.es ►Jueves, 16 de septiembre de 2010 a las 12:09 Comentarios desactivados


Tras asistir a tantos actos de la semana del Peregrino como me permitió mi agenda y recién llegada de hacer un recorrido polas terras galegas, me doy cuenta de que cada vez son más los caminantes que cogen la mochila con lo imprescindible, dejan atrás lo superfluo de cada día y se lanzan a la aventura de recorrer España a pie. No sólo con el encanto y la religiosidad que desprende el año -que el calendario marca como Jacobeo- sino cualquier año, cualquier día, nuestra provincia se llena de peregrinos que recorren los caminos con una meta común: Compostela.

En grupos grandes como Monte Urba, en pequeños grupos de amigos, en parejas o en solitario, los peregrinos eligen un año como éste para recorrer el camino en busca de la tumba del Apóstol. Siempre hay quien lo hace por motivos religiosos y quien lo hace buscándose a sí mismo, por cumplir una promesa o para conocer el arte que se esconde a lo largo del Camino; la cuestión es que la ruta Jacobea y todo lo que tenga que ver con el santo, incita la curiosidad.

El señor Ojeda me comentaba recientemente su experiencia santiaguera buscando las huellas de los millones de peregrinos que habían pasado antes por allí, con la única excusa de la historia. Hace siglos, el Camino se hacía exclusivamente por motivos religiosos, pero en la actualidad es el turismo, la investigación, el deseo de conocer nuevas formas de vida y la búsqueda interior lo que más motiva al caminante.

Pero cada piedra, cada paso, esconden una historia que quedará plasmada para siempre entre las rendijas del tiempo. Cada peregrino que recorre el Camino de Santiago deja algo en el lugar… su recuerdo, su paso por allí, sus huellas que, aunque el tiempo las borre y las cambie por otras nuevas, guardará el consuelo de una permanencia inalterable; así, quedarán tantas imágenes que hablan del Camino y cientos de libros que seducen desde sus páginas y que llevan a uno a sentir en su interior su pequeño peregrinar.

En cualquier descanso de la jornada, uno aprovecha para entablar conversación con ese interior con el que las rutinas diarias no permiten intimidar, con acompañantes, aldeanos o con cualquier desconocido compañero o no de camino. Siempre se aprende algo, se medita, se sumerge en la historia e intenta recomponer retazos de las vidas de los que antes pasaron por allí, aunque la mayoría de las sendas parezcan inexploradas. Siglos de historia y peregrinos contemplan los caminos, los árboles, las piedras, los encantos que ofrece el camino y que parecen recién colocados en ese lugar…

Muchos han sido los que han pasado antes por allí y tuvieron esa misma impresión, pero a todos nos parece ser los únicos admiradores de la belleza del paisaje, recorriendo esas sendas que -nos inclinamos a pensar que Santiago recorrió con anterioridad- sentándonos a descansar a la vera del camino y alzando la vista al cielo buscando ese campo de estrelas que nos prometieron… en cambio, al abrir los ojos, una congregación de peregrinos conocidos, nos hace reaccionar y nos damos cuenta de que en esta ocasión ha sido la imaginación quien nos ha llevado a Santiago, quien nos ha hecho recorrer tantos kilómetros de la mano de Monte Urba y, en unas cuantas sesiones ‘santiagueras’ ter feito o Camiño de Santiago.

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