Hoy la mayoría de los españoles celebramos el día de la salud. Creo que pocos días en el año tienen el privilegio de arrebatar este galardón al 22 de diciembre, jornada vulgarmente conocida por día “de la salud”. Todo el mundo acaba aludiendo a ella mientras se resigna ante las listas oficiales de la lotería viendo que la suerte, un año más, ha pasado de largo. ¡Qué le vamos a hacer! Si lo más importante es la salud, para qué queremos los millones. El caso es que no la valoramos hasta que se ha perdido, pero un pellizquito en la lotería… también se agradece.
Las estadísticas dicen que los españoles nos hemos gastado en lotería casi 70 euros, aunque la sensatez ya hace sospechar que bastante menos que otros años, cuando los españoles tenían trabajo, aunque nunca se sabe, tal vez si la suerte acompaña a aquellos que necesitan desesperadamente llegar a fin de mes, pagar la hipoteca o comer, sea un buen motivo para invertir en lotería; por aquello de que “confiar en la providencia” a veces da resultado.
Espero que la lotería toque donde más falta haga y que los agraciados no tengan que elegir dinero a cambio de la salud, a pesar de ser gratuita; sería bonito que los premios se repartieran a medida de las necesidades, ya que no suele ser así. Estaría bien pensar que algún duende escondido en el bombo colocará la bola de premio allí donde más falta hace, solucionando los problemas de muchas familias; el resto de los mortales nos conformaremos con una salud equivalente a unos cuantos millones y con soñar con el próximo sorteo. El día del Niño será otra buena ocasión para pedir salud.
