Juan José Arconada Pérez
Estoy leyendo como todos los viernes Ibañeza.es y el primer titular alude a la promoción turística de La Bañeza en la feria INTUR de Valladolid. Y a mí me asaltan los recuerdos de mi Bañeza cuando de niño iba al colegio, primero de las Carmelitas y luego de D. Julián. Y también de aquellos días de catequesis en la Iglesia de Santa María con D. Amable, D. Santiago y D. Antonio y cómo no, con las catequistas.
Y después de la cate, ¡a jugar a la pelota en la plaza! Comprábamos una pelota de plástico en el quiosco que hacía esquina, justo al lado del cuartelillo de la Policía Municipal. Le cortábamos la goma y ya teníamos lo principal. Las porterías que utilizábamos, ya no existen… Era el espacio que había entre los bancos de piedra. Y jugábamos, y jugábamos… sin parar, sin frío, disfrutando cada minuto, hasta que el municipal de turno nos confiscaba la pelota porque allí NO SE PODÍA JUGAR. Desconsolados nos despedíamos hasta el día siguiente.
Y llegaba el fin de semana y comprábamos las golosinas en los puestos que se situaban enfrente al Banco Herrero, donde hoy está el kiosco de Nistal. Y de allí al cine. Había tres para elegir: el Salamanca, el Cabello y el California, en sesiones de 17:00 horas, 20:00 horas y 22:30 horas, además de la película del Salón Parroquial, que era gratis.
Y me doy cuenta de qué felices éramos. ¿Crisis? Aquella Bañeza…