Sergio González posa junto al 'monumento al Carnaval' en versión dulce.
P.J. Abajo
Se dice que en La Bañeza casi siempre es Carnaval, incluso en Navidad. Y es que el escaparate de la Confitería Conrado lo dejó claro hace unos días, cuando comenzaron a salir del obrador los turrones artesanos que desde tiempos remotos elabora esta casa siguiendo las recetas de siempre e innovando con atractivas propuestas. Como el turrón del Carnaval, una idea que ha logrado ‘hacer dulce’ el icono que Toño Odón ideó en los noventa y que hace unas semanas también creció para ser el monumento de la fiesta más representativa para los bañezanos.
Desde el papel para un cartel anunciador, el pin en la solapa de algunas chaquetas, un disfraz o una estatuilla de bronce de pequeñas dimensiones, hasta la estatua de 22 toneladas de peso, el diseño de Toño Odón ha vivido en distintas épocas y soportes hasta convertirse en un dulce exquisito y ser el turrón más original que llevará el nombre de La Bañeza y el de su fiesta más famosa a las mesas de quienes esta Navidad pasen por Confitería Conrado y se lleven alguno de los productos que llaman la atención desde su escaparate, donde tampoco falta un ramo leonés ‘para comérselo’ con todos sus adornos.
El confitero Sergio González, que también es uno de los grandes carnavaleros de la ciudad cuya imaginación no tiene límites, muestra con orgullo esta creación “muy bañezana” que nace de una idea del artista local Toño Odón, quien propuso llevar al obrador el diseño de la estatua y convertirla en un turrón donde se reproduce el icono en dos colores que fue esbozado en los noventa. Chocolate blanco, chocolate negro y una fina crema de café irlandés son los principales ingredientes que dan vida a este postre “que servirá para hacer más llevadera la cuenta atrás de los días que faltan hasta la llegada del carnaval” explica el maestro confitero.
