La presentación del libro ‘Corazón de nube’, antología poética de la colección ‘Charín’ ilustrada por Fernando Noriega que edita la Fundación Conrado Blanco, ha servido este jueves para que La Bañeza abra un intenso fin de semana dedicado a la literatura que convertirá a la capital bañezana en epicentro del sector editorial en la provincia. Y, como ya es tradición, lo ha hecho con una puesta de largo en la que los niños –quienes, como el resto de los asistentes, pudieron llevarse a casa de forma gratuita un ejemplar de la obra– fueron los protagonistas.
En la presentación de la Feria del Libro “que es una de las más atractivas de la provincia y resulta un éxito año tras año”, el alcalde, José Miguel Palazuelo, lanzó una invitación a participar en la veintena de presentaciones editoriales que durante estos tres días se llevarán a cabo en la Plaza Mayor, espacio convertido en recinto ferial con 25 expositores y donde también habrá sorteos de lotes de libros y varias actuaciones a cargo del juglar Crispín d’Olot, relacionadas de algún modo con la literatura.
Luisa Arias, secretaria de la fundación creada por el anterior cronista, animó en su intervención a los más pequeños “a disfrutar de este libro, considerándolo un buen amigo en momentos de tristeza”, poniendo como ejemplo a un mimo que participó en la presentación, mientras que el editor Rafael Cabo y el poeta Antonio Colinas coincidieron en la importancia de esta colección para forjar nuevos lectores y transmitir el gusto por “los libros bien hechos”.
El libro de Palacios
Además de presentar la antología infantil en el prólogo de la cita, la Fundación Conrado Blanco –entidad que colabora en el patrocinio de la celebración de esta muestra organizada por las concejalías de Ferias y Cultura del Ayuntamiento de La Bañeza– tiene previsto cerrar el domingo esta edición con la puesta de largo de la obra divulgativa ‘Palacios de la Valduerna: palacio, tenencia y señorío’ que el sacerdote Augusto Quintana Prieto escribió hace más de dos décadas y acaba de ver la luz recientemente.
La lectura de los poemas por parte de los niños fue uno de los momentos más emotivos.
