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De feria en feria

● Ibañeza.es ►Viernes, 2 de septiembre de 2011 a las 9:32 Comentarios desactivados


Las ciudades casi nunca surgen ni se desarrollan al azar o nacen fruto de la casualidad. Surgen siempre por necesidades de la población que las funda y se crean buscando asentamientos favorables para el desarrollo de la vida y la actividad de ese colectivo. Un altozano para defenderse, un río para tener agua limpia y corriente, un pequeña aglomeración de casas ya existente, un crucero, un lugar mágico, etc.

La Bañeza medieval surge como un mercado, un espacio al que acuden los habitantes de Palacios de la Valduerna y alrededores. Un espacio fértil que, poco a poco, va siendo ocupado por familias de agricultores, ganaderos y comerciantes que trazan un cruce de caminos y lo convierten en el espacio pactado donde acuden a comprar y vender, donde van acotando terrenos y construyendo establos o almacenes y donde, con el transcurrir del tiempo, edificarán sus casas y establecimientos comerciales.

Una estampa del mercado bañezano de principios del siglo XX, la plaza Mayor en blanco y negro...

Cruce de caminos y mercado como características que se han mantenido durante siglos y donde sus habitantes han tenido muy claro que su destino era comprar y vender, dar un servicio comercial a las gentes que acudían en carros y carreteras primero y después en las líneas de autobuses (otro día hablaremos de estas empresas y su importancia en el desarrollo de la ciudad) que traían a las gentes, en un radio de cincuenta kilómetros o más, para adquirir aquellos productos necesarios para el trabajo: curtidores, tejedores, guarnicioneros, ultramarinos, vestido y calzado; productos deseados en jugueterías, pastelerías, tiendas de todo tipo, productos nuevos y desconocidos que anunciaban comodidades y harían el trabajo más soportable. Todo esto ocurría en este espacio llamado La Bañeza, mercado y cruce de caminos entre León y Sanabria, Madrid y Coruña y todas las comarcas cercanas, que llegaban a esta pequeña metrópoli que, a finales del XIX y principios del XX contagiaba su prosperidad a los viajeros que paraban en su moderna estación de tren y a la que se asomaban los grandes almacenes de legumbres y cereales.

Estos espacios, además de para comerciar, sirven para la diversión y la celebración. La Bañeza ha sido el espacio de ocio importante desde que aquellos mercaderes festejaban un buen trato y corría el vino al ritmo de la música, desde que acudían a ella a buscar los buenos figones y cantinas, desde que se convirtió en un lugar con grandes establecimientos dedicados a la diversión.

Todo esto viene al hilo de las ferias. Hace unos días hemos celebrado la Feria de Stocks (hasta aquí llega la colonización del inglés), donde algunos comerciantes han participado aligerando sus almacenes de productos que se habían acumulado y que, por la vía normal, tendrían difícil salida. Es una feria a medio camino para su consolidación. Son pocos los comerciantes que han visto la importancia que puede tener en el futuro. A mediados de septiembre, concretamente los días 16, 17 y 18,  se celebrará la Alubiada que lleva aparejada la Feria Agroalimentaria y que se ha convertido en un punto de encuentro y referencia más allá del límite de la provincia. Además de degustar las exquisitas alubias, podemos comprar cualquier producto del campo, embutidos y manufacturados en tres jornadas de encuentro y fiesta, al ritmo de la música tradicional. Esta feria está plenamente consolidada y cada año son más los visitantes que acuden. También es importante la Feria del Motor celebrada recientemente al calor de la carrera de motos, la Feria de Cerámica que lleva ya un cuarto de siglo o la Feria del Libro que lucha por un lugar en el calendario.

La Bañeza es un mercado y un cruce de caminos. No perdamos estas dos características fundamentales. Todos los esfuerzos de todos, comerciantes y autoridades, deben ir en el mismo sentido, tratando de sumar fuerzas para que La Bañeza siga siendo el espacio de reunión, compra y venta de todos los comarcanos y forasteros que acuden a ella. Facilitemos su labor, seamos competitivos y originales. Si es así, cada día y en especial los sábados, La Bañeza será ese gran mercado mágico donde encontrar todo lo que buscas.

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