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El homenajeado y la alcaldesa de Santa Elena posan junto al monolito de gratitud hacia don Manuel Benavides.

P.J. Abajo

El pueblo de Santa Elena de Jamuz saldó el sábado parte de la ‘deuda’ que tenía con el sacerdote Manuel Benavides Cuesta, oriundo de la localidad perteneciente a la comarca bañezana pero destinado durante varias décadas en parroquias de la zona de Mombuey (Zamora), entre otros puntos de la Diócesis de Astorga, y gran mecenas de la comunidad parroquial donde recibió el Bautismo en 1940.

«Don Manuel siempre ha sido un hombre con una habilidad especial para conseguir mejoras en Santa Elena, un cura al servicio de Dios y también de su pueblo». Esa frase, de la alcaldesa de Santa Elena de Jamuz, Carolina Castro,durante la intervención en el homenaje, resume en pocas palabras el motivo por el que el parque de entrada a la localidad luce un monolito de gratitud para quien siempre ha sido un ejemplo de entrega hacia los suyos.

Como muestra, por citar algunos ejemplos, están sus gestiones para la rehabilitación de la iglesia parroquial, su trabajo en la construcción de la red de agua de Santa Elena, la donación de ornamentos y objetos litúrgicos, la ofrenda de dos retablos o la edición del libro ‘Santa Elena de Jamuz. Una historia milenaria’ (Monte Riego Ediciones, 2012) que es el mejor legado documental que deja a sus convecinos para entender lo que ha sido a través de los años y lo que es hoy Santa Elena, una villa leonesa acogedora y con un importante pasado religioso.

Don Manuel se ordenó sacerdote en abril de 1965 en la Universidad Pontificia de Comillas (Santander) y es también Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Fue formador y profesor en el Colegio Diocesano San Andrés, de Vega de Espinareda, en el Seminario Menor San José de La Bañeza y en el Colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria, además de tener a su cargo numerosas parroquias en la provincia de Zamora, entre ellas Mombuey, donde dejó una huella tan importante como para que el sábado estuvieran varios de sus antiguos feligreses acompañándole en Santa Elena.

En un acto sencillo pero muy emotivo, que comenzó con una serie de intervenciones en la iglesia parroquial, donde se proyectaron imágenes de su vida y de su labor pastoral, los vecinos de Santa Elena acompañaron al homenajeado hasta el parque de los sistemas de riego tradicional, a la entrada de Santa Elena. Allí, con el pendón de la localidad ondeando, se entonó el himno del pueblo y don Manuel descubrió el monolito de granito encargado por suscripción popular donde está colocado un medallón con la efigie del homenajeado y en la parte inferior una placa que reconoce su esfuerzo y colaboración.

«He hecho por Santa Elena, mi pueblo, todo lo que he podido y confío en que este homenaje inmerecido anime a otros a hacer siempre lo mejor», dijo emocionado a sus paisanos antes de bendecir el monumento. Un monolito que inmortaliza el cariño de los que han visto en don Manuel una persona al servicio de su comunidad «por encima de ideologías y de creencias».

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Un comentario de los lectores en “Don Manuel Benavides, un cura al servicio de Dios y de Santa Elena de Jamuz”

  1. JOSE ANTONIO dice:

    Ha sido un acto que inmejorable, el homenajeado se lo merecía. su lucha por el pueblo ha sido continua y muy valorada por todos los vecinos, contribuyendo económicamente cada vecino para poder colocar este gran monolito como homenaje en vida. muchas gracias Don Manolo por todo su sacrificio por Santa Elena, el pueblo ha sabido corresponderle como se merece.


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