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Dos años…, y los que andaremos a gatas

● Polo Fuertes ►Viernes, 13 de julio de 2012 a las 0:01 Comentarios desactivados


El tiempo pasa volando. Como las nubes que dijo el Zapatero iba a pastorear. Corre. Vuela y…, ya hemos cumplido dos años en ibañeza.es. Ay Dios. Y los que nos tocará andar a gatas. Y es que yo me considero uno más en la redacción. Esa redacción, que un augur de perra gorda nos sentenció que no llegaríamos a los idus (día quince del mes en cuestión) de marzo del pasado año 2011.

Pero ya veis, mis queridos y nunca bien ponderados lectores, ya pasaron los fatídicos idus de marzo, en los que otro augur predijo, hace más de dos mil años, a Julio César su muerte, y no ha pasado nada. Bueno, sí. Porque el barco, este barco un tanto pirata que es ibañeza.es sigue navegando (“Asia a un lado, / al otro Europa / y allá en su frente / Estambul” que diría el poeta).

La iniciativa de dos buenos amigos, como son Rafael Cabo y Pedro Abajo sigue en pie, buscando nuevos horizontes en La Bañeza, la comarca, la provincia, España y todo el mundo. Lo sé de primera mano, porque raro es el día que no recibo algún correo electrónico de los sitios más insospechados donde andan bañezanos por el mundo, para comentar alguna de mis columnas, para criticarme, para puntualizarme, para charlar entre los dos puntos cardinales por muy lejanos que estemos, acabando siembre con un “abrazo” en la distancia. O a través de mi facebook, mucho más interactivo.

Sí señor, ya llevamos dos años y los que andaremos a gatas. Fuuuuuuera bruuuuujas, agüeeeeeeros y dioses falsos. He conseguido un puesto fijo en el apartado de opinión por mi amistad con los editores y directores, algo que cualquier lector puede conseguir a poco que sepa arrejuntar letras para componer y plasmar una idea, aunque sea para criticar al Ayuntamiento.

Por mi profesión sé de muy buena tinta (aaaaachiiiis) lo que es el sacrificio de una redacción de un periódico. Aquellos periódicos de hace apenas unos años que, a partir de la media noche, mandabas a máquinas, a la rotativa. Al principio, en el propio local en el que estaba instalada la redacción, comenzando una especie de baile de los malditos, al son de traqueteos de carros, rodillos, rollos de papel y el penetrante olor a tinta que te hacía estornudar dos veces, antes de poder sonarte los mocos que no existían en las fosas de tus narices. O esperando la salida de los primeros ejemplares calientes que íbamos abriendo lentamente para que no se ‘corriera’ el tintado, por ver el resultado final antes de que llegaran las furgonetas del reparto.

Conozco de primera mano esas sensaciones de emociones contenidas que, a veces, un suceso de última hora te hacía retrasar la edición dos o tres horas hasta poner en marcha la rotativa. Fui testigo de cargo de la evolución de la informática en este mundo periodístico. Desde el primer día que mi redactor jefe me encendió uno de aquellos ordenadores grandotes, llenos de ruidos y sorpresas en la vieja redacción de La Crónica de León, en la Avenida de la Facultad, hasta la última novedad electrónica, informática que, al día siguiente, ya es obsoleta.

Fueron, tardes/noches/madrugadas de infarto que, al llegar a casa, el olor a tinta de mi cuerpo hacía estornudar a mi mujer que ya había estrenado el primer sueño. Fueron días de emociones porque habías contribuido a emprender, a crear una obra que a partir del mediodía se quedaría para vestir santos.

Por eso, cuando hace cinco años, otro buen amigo y compañero, Javier Calvo, director de leonoticias.com me invitó a escribir en un digital, volví a sentir aquella emoción de las primeras horas de la madrigada en La Crónica. Pero esta vez, la rotativa estaba en mi ordenador y la tinta y los estornudos. Y comencé a recibir parabienes, críticas y cuitas casi a vuelta de correo electrónico.

Estas son las sensaciones que siento ahora, cuando la papela de mi jubilación ha cumplido ya cinco años. Voy matando el gusanillo en dos periódicos. Uno de León capital y otro de mi pueblo, La Bañeza. Y, encima, los responsables te lo agradecen como si hicieras una proeza. Por eso, en este segundo año, sin haber empezado aún a andar a gatas, felicito a Pedro, a Rafa, a Geli, a Pepe Cruz y todos los que andan detrás de los telones informáticos para que este engendro (el resultado de engendrar, oiga, por si acaso alguno lo interpreta mal), un tanto pirata (“Con diez cañones por banda, / viento en popa, / a toda vela, / no corta el mar / sino vuela / un velero bergantín…”), que se llama ibañeza.es salga cada media hora a las ondas. Gracias compañeros. Dos años…, y los que anduvimos a gatas. Por si alguien le da por pensar mal.

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