Una clásica Mona de Pascua de Confitería Ermitage.
“A todo el mundo le gusta el chocolate, especialmente a los más pequeños, y está claro que se merecen un detalle en estos días”. Con ese argumento de fondo, Confitería Ermitage ha vuelto a elaborar un amplio catálogo de preciosas monas de Pascua de todos los estilos para que los niños de León y La Bañeza puedan elegir entre distintos tamaños y diseños, desde los más sencillos y convencionales huevos decorados hasta impresionantes figuras que son el monumento más sabroso a esta tradición hecha dulce.
Si los niños se decantan por espectaculares figuras a base de chocolate blanco, con leche o de colores, donde sus personajes de animación favoritos son los protagonistas de una llamativa mona de Pascua, los adultos prefieren el cacao negro procedente de distintos países de origen y combinado con una selección de ingredientes que confirma que el placer de disfrutar de un buen chocolate no entiende de edades.
Confitería Ermitage de La Bañeza ha vuelto a poner al alcance de los paladares más selectos y de los ojos más exigentes una gran carta de monas de Pascua donde se combinan distintas variedades de chocolate de calidad hasta crear auténticas esculturas dulces, pensadas tanto para los niños como para disfrutar en familia en estas fechas y con precios asequibles a cualquier bolsillo, una excelente relación calidad-precio que ha sido apreciada por los clientes en la capital leonesa.
En el catálogo de monas de Pascua de Confitería Ermitage no faltan propuestas para los más futboleros ni para los que prefieren el baloncesto. Pero también están los clásicos pollos, gallinas, huevos y conejos que comparten protagonismo en la tienda con los dulces dedicados a Bob Esponja, Peppa Pig, Mickey Mouse, Hello Kitty o Monster High, los modelos preferidos por los niños que vienen marcados por las películas de animación más taquilleras.
Una buena opción a tener en cuenta dentro de la repostería bañezana, “de pura cepa”. Desde que probé los pasteles, las yemas, la bollería, el chocolate… de la confitería Ermitage, no me vale cualquiera. Será que yo soy uno de esos “paladares selectos” que mencionas en el artículo, pero no sé cómo hemos podido considerar durante tantos años bueno a lo que es corriente. ¡Esto si es bueno!