
Los paraguas fueron necesarios en la procesión del Silencio.
El cielo bañezano terminó llorando en la salida solemne de la Virgen de la Amargura este Miércoles Santo, una lluvia anunciada que quiso hacerse presente en la procesión del Silencio en la que la talla de los años cuarenta de Navarro Santafé es la única protagonista sobre los hombros de alrededor de un centenar de hermanos de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Bajo palio y acompañada por los hermanos de capillo blanco, la Virgen volvió a ser el centro de todas las miradas a lo largo y ancho de un recorrido que tuvo que ser acortado por la aparición de la lluvia y acelerado en sus últimos tramos, haciendo imposible celebrar la ya tradicional rendición de honores ante la capilla de las Angustias.
Porque sabemos que te puede interesar, hoy te recomendamos |