Muestra de los residuos hallados por Villaobispo de Otero en el compost vertido por el CTR de San Román de la Vega.
J.C. / Leonoticias.com
“El compost era gratuito, así que los agricultores de la zona (en la que se encuentra el CTR de San Román) lo que hacían era pedir hasta cinco veces más de lo que se necesitaba. Más compost, más ‘abono’ y más ahorro para un proceso agrícola en el que además lograban el ahorro de miles de euros”.
Ésa es una de las claves de lo que IU no ha dudado en calificar como un “desmadre ecológico”. Del CTR de San Román de la Vega salieron en los dos últimos años 34.000 toneladas de compost defectuoso. Uno de los alcaldes de la zona asegura que “es complicado decir que no a lo que se da gratis”, lo que llevaba a que todo el mundo “pidiera más con la certeza de que era abono”.
Pero lo que el CTR daba a los agricultores hasta hace unas semanas (la Diputación de León ha paralizado la producción de este producto tras la ‘alarma social’ de las últimas informaciones) era compost defectuoso. Es decir, basura.
17.000 toneladas de compost en 2012
En su empeño por ahorrar costes en la zona todos acudían al CTR por ‘balas’ de compost convencidos de su plena valía para el proceso de cultivo. El problema, sin embargo, comenzó a surgir cuando dentro del compost comenzaron a aparecer cepillos de dientes, material quirúrgico, preservativos y todo tipo de elementos que dificilmente pueden abonar nada. “Era mierda”, dicen los alcaldes de la zona.
Y la “mierda”, la misma con la que se abonaba el campo que debería producir cereal, llegaba por toneladas. El alcalde de Villaobispo, Joaquín Llamas, que mantiene un prudente silencio desde que estallara todo el escándalo durante un pleno de la institución provincial -en el que fue acusado de retirar una demanda por este caso a cambio de mantener la dedicación exclusiva y por lo tanto su sueldo-, asegura que “en el 2012 se repartieron desde el CTR de San Román un total de 17.000 toneladas. Y ese dato es sobradamente conocido”.
Esa misma cantidad pudo haberse repartido en 2013. Esto es, en total unas 34.000 toneladas de ‘abono’ que no era tal se entregaron sin coste a los agricultores. De ese material, según los informes realizados por un laboratorio independiente, el 40,87% estaba formado por impurezas cuando en realidad el límite para esas ‘impurezas’ debería estar reducido a un tres por ciento.
Un cálculo estimativo realizado por los afectados reconoce que en los últimos 24 meses en el campo leonés se ha esparcido “sin ningún tipo de control” hasta 13.800 toneladas de productos contaminantes.
El Seprona y la Junta ‘erraron el tiro’
Si escandalosa es la cantidad de material no adecuado para el cultivo esparcido en el campo leonés, desde donde comienza la cadena alimentaria, lo cierto es que igualmente escandalosa es la falta de respuesta ante esta situación por parte de las administraciones responsables de establecer los controles.
El propio Joaquín Llamas, diputado provincial y alcalde, ha asegurado recientemente que es difícil de comprende que la Guardia Civil orientara su investigación a los agricultores y no al CTR de San Román.
En la zona la queja de los afectados se repite. “La Guardia Civil interrogaba a los afectados como que fueran los culpables y nadie parece que investigara el CTR”, punto de origen de toda la situación.
No es menos desconcertante la actitud de la Junta de Castilla y León, que detectó el compost ‘fraudulento’ pero no profundizó en la investigación “al tener la certeza de que no sería comercializado”. Y así fue el compost nunca fue comercializado, simplemente se regaló a unos agricultores que alimentaron su campo con un 41% de “mierda”, la misma “mierda” que sirvió para cultivar productos que hoy están en el supermercado.
