Vamos a ver: ¿Será verdad, señor Don Gato, que esta vez comiencen las obras de acondicionamiento del río Tuerto, a su paso por La Bañeza? ¿O será otra engatada más de dicho señor Don Gato? Porque, con la de veces que ha salido a relucir este proyecto (u otro parecido) ha llovido para Pepe y la burra y ni se ha empezado a realizar. Y desde entonces, la pesca se ha perdido, el cauce se ha llenado de áridos y arbustos y el agua se ha podrido por la completa inanición de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) que desde hace media docena de años, preside el susodicho señor Don Antonio Gato.
(“Micifuz y Zapirón / se comieron un ratón / en un asador metido…”). Que yo recuerde, la primera idea sobre el río navegable, peatonal y pontonero bañezano viene de junio del 2000. Lo dicho, ya ha llovido (nevar poco hasta el año pasado, que el horno no estaba para muchos bollos). El entonces alcalde Antonio Fernández Calvo tenía sobre su cabeza la inmediata presentación de una moción de censura de sus opositores socialistas de José Miguel Palazuelo y leonesistas de Santiago Sevilla. Era el inicio de unos tiempos tormentosos y revueltos en el Ayuntamiento de La Bañeza que, al final desembocarían en una de las mayores barbaridades y aberraciones municipales vividas en España y que aún perduran en los libros de texto de Ciencias Políticas.
(“Después de haberse lamido / trataron en conferencia / si obrarían con prudencia / en comerse el asador…”). La presentación tuvo lugar en el salón de actos del centro cultural Infanta Cristina, con la, por aquel tiempo, consejera de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Silvia Clemente, como último cartucho para salvar la poltrona a Fernández Calvo. Algo que no sucedió y, casi a renglón seguido, fue defenestrado de la alcaldía. (“¿Lo comieron?, no señor / era cargo de conciencia”. Como diría el gracioso de Pepe Mota: Ansiaaaaa). Por aquel entonces ya se hablaba de un presupuesto entre 300 y 400 millones de las pesetas de entonces (o sea, entre un 1,8 y 2,4 millones de euros de ahora). El acojono de proyecto, oiga. Pero todo quedó en agua de borrajas, porque la Junta y la CHD no dieron a socialistas y leonesistas ni el agua para seguir sobreviviendo. Así que menos, para poner navegable el Tuerto.
Después vinieron avenidas, tormentas, crecidas, riadas (o como Dios quiera sean nombradas). Pero aquel macroproyecto quedó bajo el tapete de la municipalidad, a pesar de que había costado ya un pastón su redacción literal y planificada. Ahora, desde hace cuatro años el señor Don Gato ha venido a decir en todas las anualidades que sí, que hay un proyecto que se va a ejecutar, que el río Tuerto volverá a ser navegable en La Bañeza (para, para, para, claro que el Tuerto ya ha sido navegable, ahí nació el primer club de piragüismo que hubo en La Bañeza y en la provincia, ojo al dato)…
Cada año, el tío Don Gato ha sacado a relucir el susodicho proyecto, que al final quedaba para vestir santos o desnudar borrachos. Al principio se barajaban algo más de dos millones de euros, después dos millones y medio y ahora, ya parece que son 3.128. 215 euros (aunque la CHD del señor Don Gato sólo ponga algo más de dos milloncejos de vellón). Y parece ser que ya está publicado el inicio de toda la tramitación para adjudicar las obras. Loado sea Dios. Por ello, quiero acabar recitando toda la fábula entera, con la que ilustrado parte de esta columna, haciendo mención a esos dos gatos ansiosos que se comieron el ratón: “Micifuz y Zapirón / se comieron un ratón / en un asador metido. / Después de haberse lamido / trataron en conferencia / si obrarían con prudencia / en comerse el asador. / ¿Lo comieron? No señor. / Era cargo de conciencia”. Sabe Dios.
