P.J. Abajo
Este Viernes Santo se cumplieron 35 años de la celebración del primer Vía Crucis viviente de Jiménez de Jamuz, una idea que surgió en el despertar de la Democracia en una localidad que siempre ha sido tierra de actores y actrices o ‘tierra de comediantes’ y del barro como le gusta promocionarse en el exterior a este pueblo alfarero.
Desde hace más de tres décadas, los jiminiegos celebran el Viernes Santo con la puesta en escena de la Pasión de Cristo en distintos lugares del pueblo que se convierten por unas horas en la Tierra Santa de hace dos mil años; la última cena, la oración en el huerto de los olivos, la condena, el camino del calvario y la crucifixión son algunos de los pasajes que se reprodujeron en Jiménez ayer por la tarde, con la gracia del respeto de la lluvia.
Desde 1976, la escenografía del Vía Crucis viviente jiminiego requiere la participación de los vecinos del pueblo, que aúnan esfuerzos para lograr que la fiesta logre cada año un público más numeroso y haya sido reconocida como de interés turístico provincial, un galardón que luce desde el año pasado y que ha sido un argumento de peso para que los artistas que participan en él pongan un empeño aún mayor por ofrecer una representación fiel respecto a los hechos que recogen las escrituras sagradas.
Los jiminiegos llegan al calvario para crucificar a Jesús Nazareno.
