Nos hemos vuelto locos. Para salir de esta crisis en la que nos metieron los especuladores del dinero, los constructores y políticos sin escrúpulos, esta crisis que todo el mundo veía venir y nadie hizo nada por evitarlo, esta crisis por pagar el recibo de pertenencia a un club europeo que nos queda grande. Para salir de esta crisis, decía, nos hemos puesto a reducir gastos desmantelando, a diestro y siniestro, el tejido estatal del país. Ahora les toca a los juzgados. ¡Dios mío! Si la justicia era lenta, una vez que nos carguemos la mayoría de los juzgados de los Partidos Judiciales, ni te cuento.
En vez de dotar a los Juzgados de una buena red informática, como la que tenemos en Hacienda o Interior y el personal necesario, hemos decidido suprimirlos. Todos a la capital a realizar los más sencillos trámites. Todos los profesionales de ese sector a pasarse la vida en la carretera o, en el peor de los casos, a vivir en León o Ponferrada. Habrá que cerrar estas pequeñas ciudades que parece que no sirven para nada. En este país hubo un momento en que se planificaba con una visión total del territorio. Así se crearon los Partidos Judiciales. León está dividido en siete y a este nuestro, en concreto, pertenecen 33 ayuntamientos. Alrededor de estos Partidos Judiciales se ha creado todo un tejido judicial: personal de juzgados, abogados, procuradores y otros profesionales relacionados, directa o indirectamente, con los Juzgados, que ahora nos los vamos a cargar de un plumazo.
Ya hemos descentralizado la sanidad y han empezado los problemas al multiplicar todo por diecisiete, ahora lo contrario, utilizamos la división o reducción para mejorar las justicia. Por favor, los experimentos con gaseosa; por qué no comienzan por arriba y se cargan los órganos que no sirven para nada, los miles de asesores o, siendo todavía más duro, las comunidades autónomas que han multiplicado la casta política hasta el infinito.
Estudiemos con seriedad lo que vamos hacer. Vamos a reducir el gasto preparando unos presupuestos creíbles y tratemos de cumplirlos, primero hagamos lo imprescindible, luego lo necesario y fuera lo superfluo. Parece que ahora hay que cuadrar las cifras para que nos aplaudan en ese club europeo que seguramente nos queda grande y para eso somos capaces que cargarnos al lucero del alba.
El moderno edificio de los juzgados bañezanos construido por la prestigiosa firma MMN Arquitectos e inaugurado a bombo y platillo hace unos pocos años por el Ministerio de Justicia, edificio tan valorado, premiado, costoso y necesario, corre el riesgo de pasar a un nuevo cometido: quedará convertido en un palomar de diseño.
¡Venga Ya! a escardar cebollinos como dicen los viejos del lugar.
