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Ha muerto Pele Ferreras

● Ibañeza.es ►Martes, 29 de mayo de 2012 a las 0:16 Comentarios desactivados


Allá abajo la noche
ya rueda por los montes morados,
pero en esta ciudad tiene que haber
una morada en paz y que dé paz.
Verás que en esa casa hasta lo que es más duro (las piedras), llegará a dormirse dulcemente
encima de tus ojos.
(Antonio Colinas. Fragmento de “quédate aquí, no partas en la noche”

Te voy a dar una mala noticia –me dice mi amiga Elisamari al otro lado del teléfono- Ha muerto Pele Ferreras.

Hace unos días, el teléfono, me traía su voz: Toño, me voy a Asturias. Quiero conocer Llanes y todo lo relacionado con el viaje por el Oriente Asturiano del Padre Miguélez- Me dijo con su voz poderosa, emocionada, implicada en todo lo que hacía. Ahora el teléfono me trae la noticia de su muerte. Se me ha helado el corazón.

En esta misma sección escribí sobre su viaje a Méjico a la busca de Padre Miguélez, del que se había convertido en su biógrafo y actualmente era, sin ningún género de dudas, la máxima autoridad sobre nuestro ilustre bañezano. La búsqueda del “calvario de un poeta”, libro de Miguélez, que se había convertido en su obsesión, pero se ha detenido; ha muerto este aventurero culto y valiente, capaz de coger una mochila y cruzar el mundo. Me gustaba mucho presumir de un amigo que había trabajado en Chicago, que había sido aparejador en una de las empresas más importantes del mundo, Shimizu, empresa de construcción japonesa que, desde su sede de Barcelona, llevaba obras en toda Europa.

El verano pasado me acogió en su casa de Barcelona y me ayudó y pateó conmigo archivos, bibliotecas y museos de Barcelona para localizar datos para mi tesis doctoral. Buscamos a Ramón Casas por Barcelona y a Rusiñol por Sitges. Era desprendido, sibarita, gran conversador, cosmopolita. Hablaba inglés y catalán. Era de donde vivía: fue americano en Chicago, inglés en Londres, catalán en Barcelona y bañezano en su Bañeza querida cada vez la pisaba.

Cuando Luis llegaba a La Bañeza sus amigos nos movilizábamos. Jaime, Roberto, los chicos del Templete, las chicas del Royal, los cofrades de Jesús. Todos le arropábamos y nos peleábamos por compartir con él sus días en La Bañeza. Últimamente, estaba muy cerca de Conrado, que le valoraba y le animaba en sus investigaciones sobre Miguélez.

He tratado de escribir estas líneas pero las lágrimas afloran mientras aporreo las teclas del ordenador. Se me han ido ya varios amigos del alma y cada vez que tengo que pasar este trago me duele el pecho de rabia y maldigo a la parca que se lleva a la gente que quiero. Tus hermanas y tus sobrinos estarán destrozados, pero tus amigos, los que has ido dejando por el mundo, no nos lo podemos creer. Tú que te comías el mundo te has dejado vencer por un pellizco en el corazón.

El Padre Miguélez tiene que estar triste. Verdaguer te llora desde su estatua en el Passeig de Sant Joan. Los vencejos de agosto te esperarán en vano este año en Palacios de la Valduerna . Y yo, esté año, cuando vaya a Barcelona no te tendré de cicerone.

Amigo Pele Ferreras como te gustaba que te llamáramos, no sé a qué cielo irás de los muchos que nos hemos inventado juntos. No sé si me habrás dejado alguna pista sobre los muchos proyectos que planeamos juntos. La muerte te ha pillado a punto de coger un tren, como has hecho toda tu vida, solo que ahora el viaje es largo y duro: la eternidad. Te quiero, amigo.

Estas dos instantáneas ilustran el último viaje de Antonio-Odón Alonso a tierras catalanas, el pasado mes de septiembre, cuando coincidió con grandes amigos bañezanos, entre ellos el gran Pele Ferreras, siempre dispuesto a hacer de cicerone.

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