José Cruz Cabo
Estos días hemos estado leyendo el libro que publicó la Fundación Conrado Blanco, escrito por el escritor, poeta y dibujante comarcano, Domingo del Prado, sobre un fraile capuchino, nacido en Santibáñez de la Isla, Ildefonso Fernández Guerra, que al hacerse capuchino cambió de nombre por el de Segismundo de Santibáñez. Este sacerdote y monje que pasó desapercibido mientras vivió, ahora, gracias al trabajo y el esfuerzo de Domingo del Prado, que aceptó el reto que le puso Conrado Blanco a través de unos escritos y cartas que tenía nuestro cronista Conrado de este fraile capuchino, hemos podido conocer más a fondo la vida y obra de un paisano nuestro, que en verdad se le puede designar como ”Un poeta del pueblo”.
Domingo del Prado, a través de los escritos de Conrado y buceando en la vida de este capuchino ejemplar, a través de familiares y capuchinos que le conocieron, ha conseguido rehacer esta vida y obra de Segismundo por completo, y nos ha permitido no solo conocer la vida y la labor de un monje ejemplar, sino que además nos ha trasmitido las poesías de este sacerdote poeta, que en los momentos de tranquilidad, hacía poesía de todo, y además la hacía con sentimiento, con pasión, con fuerza expresiva y con una sencillez rayana en la perfección. A través de este magnífico libro sobre un bañezano de la comarca, nos hemos enterado no solo de su vida, sino de su obra, que merecía estar editada en un libro, como ahora ha hecho la fundación Conrado Blanco, gracias al magnífico trabajo de Domingo del Prado, que ha buceado en su vida y en su obra, hasta conseguir editar un valiosísimo libro que sirve para dar a conocer con claridad a un monje, sacerdote y poeta de los nuestros, de los que se han dedicado a trabajar por los demás, sin pedir nada a cambio, de los escritores sencillos que llegan al corazón y por ello al conocer su vida y su obra, te empujan a seguir viviendo con la sencillez por bandera y el amor a la gente porque son hermanos nuestros.
El libro no se vende y hay que pedirlo a la Fundación Conrado Blanco, pero lo que sí podemos decir es que este libro atrapa por su sencillez, por la obra de un capuchino que además de un gran orador, fue un magnífico poeta que nos ha dejado poesías de gran calidad y sobre todo de gran humanidad y sencillez.
