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Homenaje a una familia que inventó el fútbol en La Bañeza

● Polo Fuertes ►Viernes, 11 de octubre de 2013 a las 9:15 Comentarios desactivados


Perdona, mi querido y admirado José Cabañas. Sin ánimo de enmendarte la plana ni nada por el estilo, permíteme meter baza en tu último artículo sobre el fútbol bañezano. Y con ello, rendir un homenaje a una familia de esta tierra que fue la inventora del balompié en la ciudad. O al menos, la principal propulsora de su práctica. La familia González Dúviz, o mejor dicho, los hermanos Antonio, Vicente y Julio.

Me hubiera gustado ser un ratón de biblioteca como tú. Pero el pan nuestro de cada día me hizo estar más pegado a la actualidad que a la investigación. Pero te envidio sanamente, Sin embargo, hace unos veinte años, a alguien de La Crónica de León se le ocurrió confeccionar un libro sobre el origen del fútbol en la provincia. Sin grades alharacas, pero con un cierto aire de investigación, que no pasó más allá de preguntar a la gente mayor que había jugado al fútbol, cuyas respuestas te dejaban poco margen de relación histórica.

Se hizo lo que se pudo, lo más completo fue la relacionado con León capital, porque había mucho publicado en los periódicos de la ciudad, no así en la provincia que, hasta mediados de los años treinta, con la fundación de El Adelanto Bañezano. En resto de los años atrás nos quedaron en la nebulosa del olvido. Mientras que en la prensa astorgana (las dos ciudades me tocaron a mí como delegado del periódico en las dos comarcas).

Tuve la gran suerte de contactar con el entonces director del Archivo Diocesano, Miguel Ángel González, que me puso en la pista de varias páginas del antiguo Faro Astorgano, y de una de aquellas páginas es la anécdota que a continuación voy a relatar, casi de memoria, en la que entran en liza los tres hermanos González Dúviz, he de constatar que sólo Vicente se acordaba algo de aquel robo clamoroso que los astorganos le hicieron del partido

Eran las fiestas de Astorga de 1920. Ni en la capital maragata ni en La Bañeza ni en Bembibre había todavía un equipo estable. Pero el festejo del nuevo deporte merecía la pena buscar un triangular de la categoría de las tres ciudades, del que se encargaron los estudiantes que lo hacían fuera de sus pueblos respectivos, para montar el espectáculo. Y entre esos estudiantes destacaron los tres hermanos Dúviz.

El lugar de los encuentros, la bajada de Los Bolos, desde el cruce de Cuatro Caminos, Muy cerca de donde hoy se levanta el complejo de Cosamai. Un rastrojal que los empleados municipales no lograron limpiar ni enderezar sus desniveles, Pero que valía al efecto.

Empezaron bien las cosas para los bañezanos, que vapulearon a los bercianos, quedando para el día siguiente la final entre los de Astorga y los de La Bañeza. Y comenzó el partido. Hasta dos a cero endosaron a los maragatos en el primer tiempo. Una victoria por todo lo alto para los visitantes.

Lo jodido fue cuando salieron los contendientes en el segundo tiempo. ¿Habían cambiado el equipo por otro de refresco? Qué va. El sustituido fue al árbitro, por orden del señor alcalde de la ciudad. Y ante eso no había nada que se resistiera. Ya en aquel entonces,

Y aquellos tres hermanos bañezanos hubieron de sufrir en sus carnes lo que fue el principio de la eterna rivalidad entre las dos ciudades hermanas. Gracias por dejarme meter baza en algo que tu dominas y perdona mi atrevimiento.

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