No me puedo creer que en las fechas que estamos, con el verano bastante avanzado y que todavía no nos hayan bombardeado con los acordes de la canción del verano. No sé si echarle la culpa a la crisis –que tiene la culpa de todo- y ha borrado de un plumazo aquella absurda costumbre de bajar los tonos más insospechados para personalizar el sonido del móvil, o pensar que el buen gusto ha hecho mella en la sociedad y nos ha librado del acoso del típico amigo que, convencido por la publicidad, subía el volumen para deleitar con su música a todo el que tuviera a tiro.
Después de muchos años escuchando canciones que hablaban de sol, playa, amores de verano, barbacoas, tiburones o bailes hasta el amanecer, llegaron aquellas que, una vez agotado el arsenal de ideas ‘aceptables’, comenzaron a hacer alusión a la fruta, la mayonesa, las tapas, los tractores amarillos, a las granjas o a disparatados palabrejos que, poco a poco se fueron instalando, no sólo en los discos de gasolinera y en las verbenas veraniegas, sino que la gente lo tarareaba por la calle por tratarse de un tema de éxito.
Parece ser que desde que Georgie Dann comenzó a pensar con la cabeza o se le acabaron las ideas, íbamos de mal en peor, pero siempre teníamos alguna cutricanción que llevarnos a las orejas. Pero este año las fechas avanzan y nadie se atreve a abuchearnos con algún engendro musical llamado ‘Canción del verano’, dejándonos huérfanos de música pegajosa y chabacana con la que chiringuitos y horteras se dejaban llevar por ritmos cuyo recuerdo apenas sobrepasaba el transcurso del verano, afortunadamente.
Pero, quién sabe, igual es que los aprendices de músicos que hacían estallar las listas de éxitos y cuya carrera, en muchos casos, no duraba más que el susodicho verano han sentado la cabeza y se dedican a otros menesteres menos faranduleros o que los D´J se mueven por otros derroteros musicales y en las canciones veraniegas ni se fijan. En fin, que los tiempos cambian y lo que hace años parecía la octava maravilla del mundo acaba siendo una paletada; contra eso –queridos lectores- no podemos luchar.
El caso es que, a pesar de que en algunas emisoras musicales llevan tiempo buscando la canción del verano, nadie se atreve a apostar por un tema concreto. El problema es que el verano avanza y los seguidores de los mencionados éxitos veraniegos siguen sin saber a ciencia cierta cuál de todas las propuestas de las citadas emisoras será la que continúe la lista de canciones del verano; aunque a partir de ahora, como parece ser que se hace con algo de fundamento, dejen de formar parte de la lista de cutricanciones y pasen a la de canciones, a secas.
