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Julia Marcos Macías: una mujer con un corazón de oro

● José Cruz Cabo ►Viernes, 21 de enero de 2011 a las 8:02 Comentarios desactivados


José Cruz Cabo

Yo conocí a la Señora Julia, cuando en los primeros años de la postguerra, tenía un bar en la calle Santa Elena, denominado “La Parra”. Recuerdo una carrera ciclista con Ramonín, el de las bicicletas y Asensio, más conocido por Delio, de cómo al llegar a la puerta de la “Parra”, les daban agua o les rociaban con el caldero en aquellos meses agosteños de la Patrona. Al poco tiempo se hizo cargo del entonces, Hotel Magín que ella, junto a su esposo Domingo del Riego, cambió por Hotel Madrid, en la calle Juan de Mansilla, donde estuvieron de clientes D. José Víctor y Don Alberto Gutiérrez.

Pero la Señora Julia Marcos, era una gran cocinera y enseguida comenzó a darle fama al Hotel y las comidas más importantes de aquella época las daba el Hotel Madrid, unas veces en el comedor del hotel, otras en el Nuevo Casino o en el Círculo Mercantil, dado que las bodas de la gente con dinero, se daban tanto en uno de estos dos últimos lugares, según de donde fueran socios los padres de los novios contrayentes. Cuando vino un equipo del Real Madrid a jugar a Astorga un partido amistoso, paró al día siguiente en nuestra ciudad, y la Peña Real Madrid, con su presidente José Tardío a la cabeza, les dieron una comida, en los salones de la Peña, que entonces eran los bajos del Casino y fue la señora Julia la encargada de cocinarla y los miembros del Real Madrid, marcharon encantadísimos de la riquísima comida servida por el Hotel Madrid

Pero la mayor virtud de la Señora Julia, era que en su cocina no se estropeaba nada, lo que sobraba de las bodas, en aquellos años de hambre y necesidad, se marchaba para las casas más necesitadas del Barrio de San Eusebio o de otras zonas de la ciudad, ya que ella, una vez que se había servido el banquete, llamaba a las mujeres necesitadas y les daba la comida sobrante que quitaban el hambre a unas cuantas familias pobres de aquellos tiempos. Esa costumbre no la perdió mientras estuvo al frente de la cocina del hotel, con el tiempo ayudada por sus hijos, José Luis, Jesús María (El famoso Ramallets) y María Julia, que era la encargada de los adornos de las mesas.

Fue una mujer, como la famosa Catalina de Boño, esclavas de sus pucheros, de sus tarteras y de sus sartenes, pero sus guisos sabían a gloria porque estaban regados con todo el cariño, su saber y su alma que dejaban entre los fuegos de sus cocinas. En aquellos años eran famosos sus huevos al Madrid, su pollo de corral, entonces no los había de granja, los pimientos rellenos y los calamares y gambas a la gabardina. En una comida de una boda dada por el Hotel Madrid, fue cuando yo comí por vez primera los langostinos, que eran totalmente diferentes a los de ahora.

Una vez que Mari Juli se casó con Saturnino Cabo y pusieron la imprenta librería “Gráficas Nino”, mandábamos a Maximino López Abad, que acababa de entrar de chico en la imprenta, al Hotel Madrid, para que le dieran los datos de las bodas para ponerlas en “El Adelanto”, entonces sin bañezano y siempre la señora Julia se las arreglaba para meterle en una bolsa cosas sabrosas que habían sobrado de la comida nupcial, para los de la imprenta. Cuando Jesús María del Riego o Ramallest, como era más conocido, se casó con Maruja Acebes, ésta fue primero la ayudante de su madre política y la que le heredó, después, todos los secretos culinarios de la Señora Julia, que ella siguió durante bastantes años, hasta que se jubiló.

Pero la señora Julia Marcos Macías, fue una mujer de un corazón y una bondad extraordinarios, siempre estuvo pendiente de sus huéspedes y de sus clientes del comedor o restaurante. Para todos tenía una palabra amable y su sencillez y bondad, eran tan afectuosas, que todos los que la conocíamos la queríamos, por lo que su paso por este mundo fue una gran suerte para mucha gente necesitada, a las que daba todo lo que tenía y no solo comida. En estos relatos que estoy haciendo de personas bañezanas que no deben de quedar en el olvido, la Señora Julia debe tener un hueco de honor en las mismas, ya que fue una mujer excepcional.

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