En un periódico provincial del domingo pasado, en las páginas de cultura, leo un gran titular que anuncia que vuelve a León La Barraca de Lorca. El artículo informa que dos compañías sudamericanas recorrerán siete localidades de la provincia con las obras “El joven burlador” y la “Égloga de Plácida y Victoriano”. Estos eventos los organiza Acción Cultural Española, sucesora de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales con el nombre “Bajo las huellas de La Barraca”. El día 15, o sea ayer, comenzaba la gira en una ciudad cercana con “el joven burlador”, puesto en escena por el Teatro de la Calderona de la Facultad de Artes de la Universidad Católica de Chile.
No cabe duda que todo lo anterior es sugerente. Hace unos días hablando con un amigo, catedrático de literatura, hablamos de la citada noticia de prensa y quedamos, con nuestras mujeres, el día y la hora de la representación en la ciudad vecina. Confieso que tengo un poco idealizado el tema de La Barraca, de su llegada a las ciudades con aquella vieja camioneta, los actores con el mono de trabajo azul y el logotipo de La Barraca. Ya que estamos conmemorando y hablando de ellos, yo me esperaba algo así: la camioneta, el pequeño escenario y los decorados colocados y una representación digna.
Allí llegamos con nuestros amigos, nos tomamos unas cañas antes del acto. Ya de mano nos extrañó no ver más que un pequeño escenario con dos focos y dos micros, sin decorados, sin cámara negra, sin nada. Cuando comenzó el espectáculo, resultaron ser unos monólogos sin mucha gracia, uno “el pedo de Francisco de Quevedo”, que en otra ocasión me hubiera hecho sonreír. El artículo de prensa nos había traído aquí y desde luego, lo visto no es lo que se prometía en el mismo. Nos fuimos antes de acabar y lo siento por los actores a los que respeto, ellos no tienen la culpa, pero no era lo anunciado.
Nos despedimos de nuestros amigos, volvemos a nuestra ciudad, nos acordamos que esta misma noche actúan las panderetas de Gritsanda, cuatro jóvenes leonesas que se han empeñado en que no se pierdan las canciones de sus abuelas y para ellos nos las cantan acompañadas de panderetas, panderos, cerandas, mesas, cencerros, todo lo que tienen a mano, en un espectáculo auténtico que nos alegra la noche y nos quita el mal sabor de boca de la tarde.
Viene a cuento este artículo para decir que no se puede usar el nombre de Federico, de Margarita Xirgu, de Pedro Salinas, de La Barraca, por parte de la sociedad de Conmemoraciones Culturales para luego ofrecernos un espectáculo tan pobre. Pobre en el sentido que esperas mucho más. Sin embargo, cuando esperas lo sencillo y te lo encuentras esto te llena de gozo y disfrutas de lo auténtico como de ese buen vino de bodega que no necesita de una gran botella. Ahora, si te anuncian el mejor Rioja esperas un buen envoltorio y un aceptable contenido.
