“La Ciudad Encantada está en un valle, cerca de mi ciudad. Rodeada de árboles y de aire fresco para respirar…..”
El viernes 21 de enero cumplió 25 años el Centro Nuestra Señora del Valle. A las doce de la mañana celebraron un acto entrañable a nivel interno, consistente en una proyección, una sesión de marionetas y una canción: “La Ciudad Encantada”, para después acudir todos a la valla del centro a colocar la pancarta conmemorativa. Seguramente durante todo el 2011 se sucederán los actos de cumpleaños más oficiales y multitudinarios, pero este sencillo acto era para ellos trabajadores e internos del centro y yo tuve el honor de compartirlo con ellos.
“En la Ciudad Encantada no hay rascacielos, solo un gran cilindro, muchos pabellones y salas de colores, para soñar.”
Recuerdo perfectamente cuando compuse “La Ciudad Encantada”, había acudido al centro a algún asunto y Teo Van der Boer me enseñó sus instalaciones, las distintas unidades, las salas “snozelen” (no se si lo he escrito bien), los talleres y la estupenda piscina de última generación cuyo suelo subía y bajaba. (La Ciudad Encantada tiene un mar, donde sube la marea y baja a voluntad). También puede ver a las personas que allí estaban, que se te acercaban y te besaban, otros apenas se movían.….
“La Ciudad Encantada está llena de seres, con el alma blanca. Unos se mueven sobre ruedas, muchos caminan, algunos tienen la mirada perdida, otros no hacen nada. Todos tienen un nudo en la frente, todos tienen la eterna sonrisa.”
Esa noche llegué a casa y Jana y Andrea, mis hijas, estaban jugando, aprecié mucho más lo sanas que estaban. Cenamos los cuatro y al terminar cogí la guitarra y la canción salió de un tirón. Creo que es la única vez que me ha pasado, que una canción salga así, de esa manera. La canción luego cobró vida propia, se grabó en el disco “El Puente del Amor”, con Tista y Sara y juntos, los tres, la cantamos varias veces en el propio centro con motivo de alguna de las fiestas. Recuerdo cuando la estrenamos allí, nos costó mucho cantarla por la emoción de ver a los chicos “cantando” con nosotros, o al menos a nosotros nos lo parecía. Luego, en solitario, me ha tocado cantarla en algunas celebraciones como la de ayer.
“La Ciudad Encantada parece un jardín, de flores con bata blanca. También hay girasoles vestidos de azul y dos tulipanes. Que les enseñan a vivir, que les ayudan a vivir…”
Repaso mentalmente cada estrofa de la canción y todas sus mensajes siguen vigentes. Cada vez que voy al Centro siento la misma emoción. Me parece que todos los que trabajan allí están impregnados de esa magia que solo se consigue con el trabajo diario en un sitio diferente que te lo pide todo. Muchos de los trabajadores llevan los 25 años, llegaron allí con muchas ganas pero desconociendo a lo que se iban a enfrentar. Hoy son grandes profesionales de la educación especial. Algunos ya empiezan a jubilarse a otros todavía les queda cuerda para rato. Podría citar los nombres de muchos trabajadores, pero se me puede olvidar alguno y no quiero que suceda. Solo citaré a Esteban que un día se nos fue. La “Mona de China” lo sigue extrañando.
“Un día al año se visten de fiesta, representan su función. Ese día la Ciudad Encantada está radiante, como todos los días. Y las músicas no paran y los globos no se acaban.”
Este año, la fiesta de junio será tan especial como todas las fiestas, como todos los días. El 25 aniversario se celebrará oficialmente, supongo. Y allí comeremos la paella, bailaremos y cantaremos en aquel paraje especial con toda la gran familia de Nuestra Señora del Valle, charlaremos de otros tiempos, de lo jóvenes que éramos, de los hermanos holandeses, Theo Van del Boer y Theo Becker, que pusieron las bases de esta ciudad distinta y cuando oscurezca volveremos a nuestras casas, dejando la Ciudad Encantada en buenas manos.
La Ciudad Encantada está en un valle, cerca de mi ciudad….