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La enseñanza en La Bañeza al final de los años 20

● Ibañeza.es ►Lunes, 14 de agosto de 2017 a las 8:14 Comentarios desactivados


En la capital del partido judicial bañezano (según la Guía de Mourille López de 1928) hay un edificio con dos Escuelas Graduadas de bastante capacidad pero insuficientes para atender las necesidades de la población, cuyo censo escolar excede de 600 niños de ambos sexos; hay otras dos bibliotecas (la de la municipalidad y la del Casino de La Unión), además de la de dichas escuelas, cuando en 1914 no había ninguna.

Más pormenores en cuanto a la enseñanza en La Bañeza en 1927 nos aporta el Almanaque Catequístico para 1928, publicado por Ángel Riesco Carbajo, presbítero y coadjutor, desde la perspectiva de los centros educativos en los que imparten catequesis los sacerdotes bañezanos: En las Escuelas de la Villa ocupa la planta alta la graduada de niñas, con tres secciones, y con igual número la baja la graduada de niños, siendo Cecilio Sixto Toral Manjón el maestro del 2º Grado. Al Colegio de las monjas asisten a la Escuela Dominical “jóvenes de la ciudad y pueblos limítrofes que no pueden aprender de otra manera por tener que dedicarse al servicio domestico o a las labores del campo”, y en el mismo se imparte también clases a “alumnas gratuitas”, párvulos, y “del Sagrado Corazón”. El Colegio del Niño Jesús, sito en la calle de la Verdura y regentado por don Servando Juárez Prieto (licenciado en Filosofía y Letras y Maestro Nacional que publicó varias obras didácticas –Ortografía Práctica, y Nociones de Matemáticas, entre otras- además de la literaria Canción del Inclusero), reúne a más de 80 alumnos, algunos de los pueblos limítrofes, internos los de los más alejados, funcionando desde 1909, cuando después de creado al inicio del siglo en San Adrián del Valle su fundador lo trasladara a la ciudad, y había mantenido en los años en torno a 1917 alumnos subvencionados por el Ayuntamiento.

En la Escuela del Sagrado Corazón, que ocupaba una casa de planta baja de reciente construcción, inmediata a la Capilla de las Angustias y camino del Jardín, dirigida por don Justo García, cursan enseñanza elemental multitud de niños y algunas niñas, sumando más de 100. La Escuela de San José, a cuyo frente está Josefa Santiago, enseña a numerosas niñas de todas las edades y a algunos párvulos. Doña Catalina Acebes se ocupa en la Escuela de Santa Teresita, en la travesía del Barrio de Bueyes, de los benjamines de ambos sexos.

A propósito de la enseñanza de parvulitos (la que después se llamó preescolar o infantil), Everilda Cabo Valenciano pasa por ser quien estableció la primera guardería en La Bañeza, y hubieron de pasar aún muchos años hasta que la cubrieran los organismos estatales. Hasta entonces, todavía en el final de los años cincuenta algunos asistimos a escuelas privadas como la de don Gabriel Fernández de Mata (un bañezano cultivado, uno de los hijos de quien fue abogado y juez, diputado provincial y presidente de la Diputación, industrial residente en 1935 en la calle Manuel Diz, 9 con su esposa, dos hijos y criada y entonces con una economía naufragada que apenas reflotaba haciéndose enseñante), en el bajo de una céntrica casa en Jiménez de Jamuz (trasunto en la época y aquí de aquellas viejas escuelas de ferrado) en la que nos iniciábamos en “los cristos” y en “el silabario” antes de comenzar, a los seis años, en la Escuela Nacional (la de “los pequeños”) de don Jacinto Cuevas, a la que llegábamos ya así un tanto “desasnados”.

Según la estadística escolar del curso 1929-1930 que remite el director de la Escuela Graduada de niños de La Bañeza, Ricardo Álvarez Acedo (seguía ejerciendo de maestro a mitad de febrero de 1931), cuya entrega a la alcaldía dispone el 6 de septiembre del último año el gobernador civil Emilio Díaz-Moreu Irisarry, en su sección de Primer Grado hubo 50 alumnos matriculados, y asistieron 40, además de una matrícula de 30 adultos, de los que asistieron 20; en la de Segundo Grado, a cargo de Antonio Juárez Crespo, 43 matriculados y 36 asistentes, además de 16 adultos asistentes de los 30 matriculados; en la de Tercer Grado, cuyo responsable es ahora el maestro Cecilio Sixto Toral Manjón que lo era años antes del Segundo, se matricularon 35 niños y asistieron 30, y 17 adultos de los 18 matriculados. En la Escuela Graduada de Niñas, que dirige Margarita Marcos Emperador, en el Grado Primero, a su cargo, asistieron 60 alumnas, de 70  matriculadas; en Segundo Grado, a cargo de Francisca Pascua Riesco, hubo 40 matriculadas y 33  asistentes, y en el Tercer Grado, responsabilidad de Dionisia Arconada, asistieron 22 niñas, de 30 matriculadas. 800 niños componían el censo escolar en la ciudad.

A la Escuela Nacional de Primera Enseñanza de Sacaojos, regida por Horacio Martínez Blanco, asistieron 11 niños y 18 niñas, de 19 y 39 matriculados, además de 10 de los 16 adultos inscritos; su censo escolar era de 30 niños. En la Escuela Nacional de San Mamés de la Vega (cuyo censo escolar era de 29 niños), a cargo de Daniel Huerga Diéguez (seguiría rigiéndola a la mitad de agosto de 1935, cuando la intervención de Hacienda pide contestación a Oficio sobre él como maestro de la pedanía, y lo estaría hasta la mitad de octubre de aquel año, en que sería jubilado por haberse quedado ciego total), habían asistido 16 niños y 19 niñas, de 13 y 29 matrículas, además de 4 de los 10 adultos matriculados. Llaman la atención los censos escolares de las dos pedanías bañezanas, en los que parece no haberse incluido a las niñas, y que en San Mamés asistieran a la escuela más niños que los matriculados.

De las escuelas privadas, en el Colegio de las Hermanas Carmelitas, autorizado desde octubre de 1907, con 20 secciones y 12 profesores, hubo 60 niños y 200 niñas matriculados, con una asistencia media de 178 alumnos. En la escuela regentada por Claudio Joaquín Fraile Tascón, carente de autorización oficial, con 4 secciones mixtas y un solo maestro, se matricularon 18 niños y 12 niñas, asistiendo una media de 25 alumnos, además de 8 adultos, todos los matriculados. En el Colegio de Servando Juárez Prieto, autorizado desde marzo de 1907, con 6 secciones mixtas y un solo docente, se habían matriculado 45 niños y 25 niñas, asistiendo a las clases 30 de ellos, además de 35 adultos, de los que asistieron 7. Por último, en la escuela de Luisa Palau Fernández hubo matriculados 10 niños y 13 niñas, habiendo asistido al aula 18 de ellos. Hay en otros documentos referencias a las escuelas privadas de Ricardo del Río, con matrícula de 26 niños y 6 niñas, y asistencia de 22, y de Margarita Marcos, con 111 matriculados y 89 asistentes, además de la de Justo García y la de Catalina Acebes, de las que no se consignan datos.

En julio de 1930 la Corporación bañezana planeaba resolver la escasez de maestros existente en proporción a la población escolar de la ciudad y gestionaba conseguir por mediación del exdiputado Antonio Pérez Crespo el Grupo Escolar necesario para las exigencias de la educación en la ciudad, y a principios de 1931 proyectaba reformar el Edificio-Escuela para dedicarlo todo a enseñanza, perfeccionándolo pedagógicamente y estableciendo una escuela de niños y otra de párvulos, de Patronato municipal. Desde La Opinión, en casi todos los editoriales y en numerosas colaboraciones, se sigue reclamando aquel segundo Grupo Escolar para La Bañeza, ahora con el argumento de acrecer las necesidades escolares con la pronta finalización de la Azucarera en construcción y el añadido de población que el inicio de su actividad acarreará. Cifra el semanario entonces las necesidades en dos nuevos Grupos Escolares, uno de niños y otro de niñas, con seis grados cada uno, y ampliar los dos existentes al menos en otros tres grados cada cual, o cuando menos en uno destinado a párvulos. Aquellos dos Grupos Escolares seguirían siendo reclamados por las corporaciones municipales republicanas, y aún por la última, que había puesto en su consecución un especial empeño. Hasta bastantes años más tarde no se harían realidad en La Bañeza.

Del libro LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas -Valduerna, Valdería, Vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras localidades provinciales -León y Astorga-, de 1808 a 1936), publicado en 2013 en Ediciones del Lobo Sapiens) por José Cabañas González. (Más información en www.jiminiegos36.com)

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