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La estatua de Conrado y los árboles de quita y pon

● Polo Fuertes ►Jueves, 16 de diciembre de 2010 a las 0:03 Comentarios desactivados


Bueno,  pues ya tenemos la estatua de nuestro cronista oficial, Conrado Blanco González. La estatua que La Bañeza le ofrece en homenaje a un Hijo Predilecto con todas las de la ley. Es esa pequeña parte que cada bañezano ofrecemos a un vecino, a un hombre que lo ha dado todo, que lo está dando todo. Sin pedir factura, sin mirar a un lado a otro por ver del aplauso, sin poner peros ni pegas de ninguna clase. Y además, presidiendo la Plaza Mayor. Esa sala de espera, ese salón de estar de la ciudad, que en la última remodelación quedó un tanto desmadejada, sin apenas un arbusto que llevarse a la cara.

Pero en esto ya no voy a entrar, porque para gustos están los colores y, al parecer, el Colegio de Arquitectos de León que premió el concurso de ideas, de donde salió el proyecto, estuvo de acuerdo en que la Plaza Mayor de La Bañeza quedara vacía de contenidos, vacía de vegetación, vacía de… Pero quien paga (y fue la Junta de Castilla y León) exige. Y ante eso no hay quien rasque bola. Eso sí, en los días de fiesta y de carnaval nuestra Plaza Mayor acoge muchísima más gente, más espectadores para los eventos festivos, para la juerga. Que, al fin y al cabo, esta última es la que prima.

Sin embargo, vamos a tener que envainarnos las críticas los que pedimos por activa y por pasiva un árbol que llevarnos a la cara. Ahí están (casi la Puerta de Alcalá). Una decena de peanas, de enormes tiestos han sido instalados en puntos estratégicos de la Plaza Mayor bañezana, para taparnos la boca. Amén de la media docena de cipreses (en este caso creyentes en Dios), a la vera de la parte de atrás de la iglesia parroquial de Santa María.

En su tierra movediza, sobre un tiesto cercano al metro cúbico de capacidad,  muy parecidos a los de las tres fuentes ridículas arrinconadas en la parte oeste de la plaza, han plantado arbolitos de toda la clase y condición, haciendo carrera, escolta a la calzada de los vehículos. Mientras que en las esquinas de la iglesia parroquial los jardineros contratados han tenido la osadía de encasquetar dos encinas raquíticas, que están pidiendo pelargón (alimento infantil antiguo) a voces.

Hay que tener delito. El proyecto de la nueva Plaza Mayor y su concurso de ideas ordenó el arranque de dos hermosas encinas que presidían el recinto, el árbol de nuestro escudo y de nuestro himno, y ahora, para compensar el ridículo, no se les ocurre a nuestros munícipes otra cosa que plantar dos encinas enclenques, como monaguillos para la procesión de los que entran y salen del templo mayor de la ciudad.

De momento, los arbolitos en cuestión (excepto los cipreses que creen en Dios de la trasera de la iglesia) son de quita y pon. Me explico: los tiestos, las peanas son movibles, de quita y pon. O sea, que con una carretilla potente de carga y descarga se pueden cambiar de sitio, de calle, o simplemente esconderlos para que en caso de inspección de la Junta de Castilla y León, a manera de ITV, pueda pasar el trance. Por aquello de que estos arbolitos, estos árboles de pega, de quita y pon, no venían en el plano del proyecto y, a lo peor, nos pide el organismo autonómico la subvención que pagó los trabajos.

Pero hay más. Cuando escribo esta líneas (el miércoles, día 15 por la noche) no se ha realizado excavación alguna para sujetar el pedestal, la peana para sujetar la estatua de Conrado (“esta piedra funeral / representa en La Bañeza / la monumental cabeza / de un ilustre concejal”, decía el cartelón escondido el día que se inauguró la farola de esta plaza). ¿A ver si con estos árboles de quita y pon han pensado algo parecido para la estatua del prócer bañezano? Y colocan la estatua en otro tiesto movible…

Porque el monumento a nuestro cronista oficial tampoco estaba previsto en los planos, ni en el concurso de ideas. Vamos a esperar al sábado. Pero sería ya un número de carnaval ver como escondíamos a un Hijo Predilecto, porque el equipo de gobierno municipal no quiso meter baza en el repetido proyecto, no fuera a ser que la Junta de Castilla y León, después de casi diez años esperando, nos hubiera dicho que no pagaba.

Si es que ya ha pagado. Que esa puede ser otra y estoy haciendo elucubraciones de perra gorda, y los de Pucela se cabrean. Dios nos coja confesados.

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