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El esfuerzo de la hermana Cristina Antolín en Camerún o “cómo servir cada día a Dios desde la medicina”

● Ibañeza.es ►Sábado, 1 de febrero de 2014 a las 21:44 Comentarios desactivados


P.J. Abajo

La doctora y misionera alicantina Cristina Antolín, que desde 1999 ha estado en Camerún trabajando como médico en varios dispensarios de Yaoundé y en la selva hasta hacerse cargo como cirujana y directora del Centro Hospitalario Dominicano San Martín de Porres (obra común entre cinco congregaciones de dominicas), ha participado este sábado, 1 de febrero, en una charla coloquio organizada por la delegación de Manos Unidas en La Bañeza para explicar sus experiencias en los países en vías de desarrollo, una experiencia en la que «cómo servir a Dios desde la medicina» es la clave.

De carácter muy cercano, la hermana Cristina explicó a las voluntarias de Manos Unidas el cambio que ha vivido en las últimas décadas el continente africano donde desde hace casi tres décadas está llevando a cabo sus tareas con la ayuda de numerosas organizaciones, entre ellas Manos Unidas, que ha financiado parte de la construcción del hospital de la Iglesia donde una de las máximas es que «ningún enfermo puede morir en un pasillo por no tener con qué pagar las atenciones médicas», una filosofía de trabajo que siguen a diario los más de 130 trabajadores del centro y que contrasta con la «dureza y corrupción con la que se trata a los pacientes en los hospitales del Estado».

En un país con unas tasas de analfabetismo considerables y con unas notables deficiencias en salubridad que impiden que la esperanza de vida vaya más allá de los 52 años, por ejemplo, la hermana dominica muestra orgullosa cifras como el hecho de que «el año pasado no nació ningún bebé en el hospital contagiado de SIDA por la madre enferma», unos datos que reflejan que cada año el centro situado en un barrio marginal de Yaoundé, sin agua corriente ni acceso más que por una pista que se convierte en un barrizal cada vez que llueve, ha incrementado cada año desde su apertura un 70% el número de pacientes atendidos, a quienes se proporciona «una atención integral, porque a veces la enfermedad es más psicológica que física», remarca.

«Mi vocación fue un ‘flechazo’»

Siempre optimista, sonriente y atrevida a la hora de tomar decisiones -de hecho define su doble vocación (médica y religiosa) como «un flechazo» que surgió a los 16 años cuando era estudiante en un colegio de Granada, la hermana Cristina fue la primera misionera de su congregación que fue por la rama de la medicina, al contrario que el resto de dominicas de la Congregación Santo Domingo. Además de su trabajo diario en el hospital que han levantado en la capital de Camerún como «un auténtico soplo de esperanza», cada fin de semana recorre decenas de aldeas para atender a cientos de pacientes que no tienen ni siquiera un dispensario al que acercarse.

En medio de la selva, donde su congregación tiene varios asentamientos de salud, la hermana Cristina ha tenido que operar a pacientes acostados directamente sobre un plástico en el suelo, sin luz y con un material quirúrgico rudimentario, sin más esterilizadora que una tartera con agua hirviendo sobre el fuego. Pero sigue salvando vidas gracias a unos conocimientos médicos que forman parte de su vocación y que cuando viaja a España intenta incrementar «porque allí las necesidades son muchas, allí es donde verdaderamente se puede hablar de crisis, aunque la gente es feliz con muy poco», mujeres que ven cómo su hijo no sólo sobrevive al nacer sino que crece y se desarrolla «con normalidad» o personas «que llevaban veinte años ciegas por una simple catarata».

«Un mundo nuevo, proyecto común»

La charla de la doctora Antolín se enmarca en el programa de la campaña 2014 de la que Manos Unidas tendrá el próximo viernes el lanzamiento en el transcurso de las misas de las ocho de la tarde en las dos parroquias de La Bañeza con el lema «Un mundo nuevo, proyecto común», una jornada establecida como día del ayuno voluntario. Además, en próximas fechas la organización católica también celebrará la Operación Bocata en los colegios e institutos de la ciudad para que los más jóvenes también participen en la colaboración para los proyectos que le sean encomendados a la Diócesis de Astorga.

La hermana dominica Cristina Antolín (en la mesa, a la izquierda), junto a la delegada diocesana de Manos Unidas en Astorga, Toñi García Carbajo, en un momento en el que intervino la responsable comarcal de La Bañeza, Lolita Perandones.

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