P.J. Abajo
Ante un grupo de alumnos de Primaria del colegio Teleno de La Bañeza como testigos y por medio de una impresionante colección de fotografías, el artista leonés Amancio González descubrió este martes algunos de los secretos de una de las esculturas más queridas por los leoneses, La Negrilla que desde la plaza de Santo Domingo en la capital simboliza un gigante abatido y que desde 1997 ha servido para que cada día infinidad de niños puedan subirse a ella y jugar como el ‘padre’ de la obra lo hacía en su pueblo con un árbol durante su infancia, el punto de inspiración para la idea y el nombre de una de las esculturas más humanas de León.
Fascinados por la capacidad de Amancio para explicarles el proceso de creación de una obra desde la idea y los primeros bocetos, pasando por el modelado de la pieza original en barro, la creación del ‘esqueleto’ en hierro, el recubrimiento de arcilla, la obtención de los moldes de silicona y el proceso de fundido mediante cera perdida hasta conseguir que un dibujo se convierta en un gigante de dos, tres o más toneladas de peso, los escolares bañezanos aprendieron no sólo a fijarse en La Negrilla la próxima vez que vayan a León sino a valorar el trabajo de un artista.
Invitado por una profesora del centro educativo, Amancio explicó detalladamente el proceso de creación de obras como La Negrilla, «un gigante de una tonelada de bronce que parece que está triste pero es mentira; si os subís a ella y os fijáis bien veréis como cambia su rostro» retó a los chavales, que no dudaron en lanzar al artista infinidad de preguntas desde «¿Cuánto cuesta comprar una estatua como ésta» hasta «¿con cuántos años empezaste a trabajar como escultor» o «¿de dónde sacas las ideas para hacer tus obras y qué haces para que no se caigan» pasando por un «¿por qué todos están desnudos?» después de ver imágenes de trabajos como Don Quijote, Return, El plato de cerezas o El Chivo de Vegacervera.
Después de conocer parte de la obra de Amancio, las distintas técnicas y materiales empleados desde la madera hasta el hierro, el bronce o la piedra, y tras preguntar al artista decenas de dudas de lo más variopinto surgidas a lo largo de las explicaciones, los alumnos del colegio Teleno y algunos de sus profesores pudieron presenciar en directo una lección magistral de escultura en arcilla, empezando por dar vida a la cabeza de un caballo para la que el escultor contó con la ayuda de dos alumnas que aseguraron ser «conocedoras» del mundo ecuestre para asegurarse el privilegio de poder ayudar al artista en su trabajo.