José Cruz Cabo
La Compañía lírica de José María Damunt nos obsequió con dos zarzuelas, con música y voces en directo, y sin micrófonos. Ya hicimos un resumen de la primera, que fue ‘La del manojo de Rosas’ y ahora vamos a realizar el correspondiente comentario a la segunda, que fue ‘La canción del olvido’; Texto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, con música del maestro José Serrano.
José María Damunt dirige una magnífica orquesta de quince buenísimos músicos, que hacen que las partes cantadas sean más brillantes gracias a su sonoridad y profesionalidad. Como todas las zarzuelas hay una parte cantada y otra mucha dialogada, por lo que hay que diferenciar a cantantes y actores. Entre los actores destaca Gerardo Mere, director de escena, pero sin olvidar a Marceli Marca, Isabel Arbones y José Borras, ya que todos ellos cumplen perfectamente con sus papeles no solo con dignidad sino hasta con gran seguridad y pericia.
La parte de cantantes también esta muy bien estructurada, porque junto a la gran soprano María Angeles Damunt, ya conocida por los bañezanos, como su padre, por haber venido la otra vez, que esta compañía estuvo en el teatro, entonces era una joven que comenzaba y hoy ya es una estrella consagrada, que supo en todo momento adaptarse a la orquesta y expandir su magnífica voz por el escenario, junto al tenor José Antonio Moreno o el barítono Cristóbal Viñas, que demostraron en todo momento unas aptitudes perfectas para el canto, que en algunos de los números eran francamente difíciles por lo alto que hay que subir con la voz, tanto en duos como en solitario. Junto a ellos Elenita Martí, tiple cómica, y David Santinella, tenor cómico, cumplieron perfectamente.
Todos supieron estar a la altura necesaria para que los espectadores pudiéramos disfrutar de una actuación espléndida y ajustada, a la que ayudó el magnífico vestuario muy propio de la época en que se estrenó en 1916. Como ya conocen Ibañeza.es, esperemos que lean esta crónica y quieran volver el próximo año.
