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Lágrimas por unas lluvias

● Polo Fuertes ►Lunes, 25 de abril de 2011 a las 12:45 Comentarios desactivados


Lo presentía: los devotos de la Pasión de Cristo han sacado a secar, a orear los pasos y las imágenes al sol de abril. Un sol de rayos y truenos de lluvias mil que pusieron las procesiones de Semana Santa a escurrir para que no pudieran salir a la calle, mientras los cofrades sacaron sus moqueros para llorar por unas lluvias que hasta los meteorólogos más catetos habían predicho en toda España.

Sé lo que es llorar por una causa perdida y comparto estas lágrimas por unas lluvias, aunque no sea cofrade de ninguna de las tres cofradías que presiden y movilizan la penitencia en La Bañeza. Sé lo que es llorar en silencio, con el pañuelo en el bolsillo para disimular los llantos, por la ruina de unos actos que se habían venido preparando a lo largo de todo el año, en general y los últimos meses en particular. Porque me ha tocado también esa china en otros eventos.

Por eso, cuando veo que alguien critica los actos de una Semana Santa, las programaciones de las fiestas patronales o de los carnavales se me abren las carnes. Porque sé lo que cuesta, el trabajo callado que hacen unas gentes a las que nadie sabe darles importancia ni aplausos. Porque para eso ya están los presidentes, los jueces, los concejales o el alcalde.

Llorad, hermanos llorad / cofrades y capirulos, / trompeteros y tambores, / braceros de puro músculo. / Llorad, hermanos llorad, / lloremos con llanto puro. / Terminaron procesiones / que la lluvia hizo capullos, / cerrando puertas al viento, / relámpagos de puro susto. / Y vendrán años mejores / dicen los cofrades rudos. / Y secad vuestras lloreras / mis queridos capirulos. (Estos versos quiero dirigirlos en honor y recuerdo a la mitad de mi familia política en la lejanía de Suiza, para las que pido amor, ánimo y fuerza en la lejanía)

Se acabó la semana santa y empezamos otro mes de pasión. Pasión con minúscula de campaña electoral que nos llevará hasta la penúltima de mayo, mes de las flores y de la Santa Cruz. Esa cruz con la que cargan ahora los candidatos de cinco listas, lanzando flores y florituras a votantes, mientras ponen a parir a los contrarios, a los mandamases del Gobierno y de la Junta de Castilla y León. Bueno, todas las candidaturas menos una o dos al respective.

Aquí no pasa nada si llueve. ¿O sí? Quisió, que diría mi pobre suegro. Al final de ese día 22 de junio, cuando se cierren los colegios electorales y se abran las urnas, muchos tendrán que abrir el paraguas de la desolación para llorar como hembras lo que no han sabido conquistar como hombres (es una frase hecha, así que no se me eche la culpa de la majadería).

Y otros abrirán las sombrillas de la celebración por haber alcanzado el nirvana de la victoria que les pondrá el gobierno del Consistorio a sus pies. Aunque huelan a queso curado, por el trajín de quince días de campaña y no se cuántos más de pre, pre, precampaña.

Y mientras, los sufridos votantes habremos de ver pasar sus procesiones comiciales desde las aceras del aguante, tragando carros y carretas a sus bravuconadas, a sus promesas, a sus mentiras. Mientras suenan los tambores y cornetas de unas gentes que no saben nunca agradecer su puesto a quienes los hemos votado. Son las otras lágrimas por unas lluvias persistentes que ponen boca abajo el sentido común de las buenas gentes que tendrán que seguir aguantando otros cuatro años más de prepotencia hasta que empiece a llover otro mes de mayo cualquiera. Sin saber muy bien si sería mejor quedarse en casa para no mojar la elegancia de la dignidad.

Pero antes de todo este enjambre de mítines y promesas, programas ficticios y pasquines de fotos retocadas, de poner a escurrir a los contrarios, a pesar de que la lluvia se confundirá con las lágrimas sosas de la mentira, vendrán antes las heladas de la Santa Cruz (tres de mayo), de Santa Rita (el día 22, jornada de votaciones) o la de San Urbano (día 24 de Mayo), cuando ya se sabrá de sobra a qué santo concejal o corregidor habrá que poner velas en cada uno de los ayuntamientos leoneses. Y arruinarán las cosechas de agricultores y horticultores que también lloran por unas lluvias.

Llorad, hermanos, llorad, / cofrades y capirulos, / trompeteros y tambores, / braceros de puro músculo. Son lágrimas por unas lluvias que nunca se sabe como vienen ni cuantos caudales traen.

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