P.J. Abajo
Cercano, sencillo, amigo de los suyos y de cuantos se acercan a él por primera vez, con un impresionante conocimiento de temas bíblicos y con una capacidad para evangelizar tan asombrosa como poco frecuente, el padre Eugenio García ha llegado a cumplir cincuenta años como sacerdote. Por eso este domingo la iglesia parroquial de Requejo de la Vega se vistió de gala y acogió una celebración especial donde este Misionero del Verbo Divino quiso compartir con su familia y con el resto de la comunidad parroquial el haber llegado hasta aquí.
Y es que el padre Eugenio –‘Genio’ como le llaman cariñosamente los suyos– ha sufrido a lo largo de su vida, desde muy joven e incluso desde antes de ser ordenado sacerdote, varios problemas cardiacos. Quizás por ese motivo ya sea en el presbiterio celebrando la Eucaristía «para dar gracias a Dios por haber llegado hasta aquí» o en una conversación informal siempre demuestra que es un hombre de todo corazón.
Formado en Coreses (Zamora) y párroco en Sevilla y Madrid, entre otros puntos de la geografía nacional, al padre Eugenio le ha quedado «clavada la espinita» de no haber podido ser misionero en La India para llevar la Palabra de Dios «y a echar una mano donde más se necesita» porque las recomendaciones médicas le impedían pasar por la dureza de un viaje de tantas horas y soportar el trabajo que precisan los países de misión.
Por eso se ha dedicado a evangelizar en España con gestos tan simbólicos como llevar a cada hogar de Requejo un ejemplar de la Biblia. Precisamente, uno de ellos fue presentado en el momento de las ofrendas junto a un álbum de fotos familiar, una rosa y una vela «para que llevemos cariño y luz a los que nos rodean», mientras el sacerdote se colocó la misma casulla que lució en su primera misa hace ahora cincuenta años y celebrar sobre un altar cubierto por un mantón de manila de herencia familiar. Todo muy simbólico y sin faltar el cariño que ha derrochado toda su vida.