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Las matronas también vamos al cielo

● Polo Fuertes ►Martes, 13 de julio de 2010 a las 11:02 Comentarios desactivados


 

En mi largo caminar como ajuntador de palabras he sido testigo de cargo del nacimiento de varias publicaciones (revistas o periódicos). Más que testigo, he sido una especie de matrona, con bata blanca y mando en plaza, asistiendo al parto, al alumbramiento, al nacimiento de eso tan etéreo pero, para mí, importante, que se llama periódico. Unas veces semanales, otros cada quince días, otros cada tres meses y otros diarios.

Recuerdo, entre otros, allá por los años setenta del pasado siglo, una preciosa revista llamada ‘Lirba’, que editó durante un par de años o tres, el Instituto de Estudios Bañezanos, desaparecida con la propia
asociación. Por aquel entonces, con las rendijas de la libertad a medio abrir, asistí al parto de nalgas del boletín de la asociación de vecinos Bedunia, que llevaba esta última nomenclatura. Un parto de
nalgas que muchos virus, en forma de políticos, quisieron tumbar más de una vez. No lo consiguieron. Aunque fue bonito durante diez años que duró la aventura y en sus páginas nos forjamos muchos que después tuvimos esta profesión periodística como medio de vida.

De auxiliar de quirófano tuve el honor de poner en marcha uno de los diarios más importantes que ha tenido la provincia, como fue La Crónica de León. Un diario que nació con los fórceps de las carencias
económicas y que estuvo, como en la actualidad, a punto de sucumbir de una enfermedad muy en boga en la actualidad, relacionada con la libertad. En el que a lo largo de más de 23 años fui redactor y no sé cuantas cosas más, hasta que la hoz de la edad, segó mis aspiraciones laborales.

Finalmente, hace casi tres años, ya jubilado, me puse la bata de matrona para cortar el cordón umbilical de otro diario, esta vez digital, leonoticias.com, el mismo día de su alumbramiento, un 22 de octubre del 2007, de la mano de otro buen amigo, Javier Calvo, compañero en las tareas informativas de a Crónica, como primer ensayo serio del soporte informático en la información provincial, con una desmesurado éxito de lectores y de expansión. Y es que las matronas también vamos al cielo.

Ayer, las calles de Madrid se despepitaban en las celebraciones de homenaje a la Selección Española de Fútbol, a La Roja, por aquello de haber ganado su primer Campeonato del Mundo; pues muy bien, ya era hora suspiramos los más viejos. De los efectos colaterales que tomen buena nota los políticos que crean los problemas por los que estamos pasando. Las gentes de Monte Urba salieron esa mañana a darse un garbeo por Santiago de Compostela, como es ya preceptivo en estas fechas, camino de la festividad del Patrón. La Plaza Mayor de La Bañeza está a punto de concluir sus obras de remodelación, con división de opiniones. Y…

Nació ayer también, doce de julio, un nuevo periódico, Ibaneza.es… Sí ya sé que es digital, que muchos aún no han comprado ese chisme que se llama ordenador. Pero, qué se le va a hacer, hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad y hay que ponerse al loro. En este no he tenido que ver con los aparatos quirúrgicos periodísticos, sino que sólo he sido un mero espectador de quirófano, desde lo alto de la galería de mi ya edad provecta.

Ya digo, desde hace tres años (fecha de mi jubilación laboral) escribo una columna semanal en el mencionado periódico digital provincial: leonoticias.com. Y he comprobado que he sido leído inmensamente más que cuando lo hacía sobre la maqueta de papel. Lo dicho, las ciencias adelantan que es una barbaridad.

Hace unos días, mi buen amigo Rafael Cabo me invitó a participar en esta nueva aventura que, ahora, querido lector, tienes prendida en la cuadratura de tu equipo informático: ibaneza.es. Un periódico que nace con la perspectiva de ser la voz de La Bañeza y de la comarca, sobre un soporte inmediato como es el la informática, lo digital. Un soporte al que muchos llegamos, casi con el arroz pasado, pero que tuvimos, que quisimos estar a la altura de las circunstancias, allá por los primeros años de la década de los años ochenta del pasado siglo. Hoy ya es el pan nuestro de cada día.

Con esta primera crónica, pienso iniciar una colaboración semanal y puntual. Los jubilados ya no estamos para muchos trotes. Quisiera que las columnas sucesivas no fueran tan amplias como ésta, tan cansinas. Pero creo que, a modo de presentación, este ‘Patio de mi Casa’ que hoy arranca con ibaneza.es fuera una puerta más de comunicación de nuestras cosas, de nuestros panes nuestros cotidianos. Unas veces con sal y pimienta, otras con el dulce de la ilimitada repostería bañezana y siempre sin acritud. Porque, como dice el título, las matronas también vamos al cielo. Supongo.

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