La Asociación Bañezana de Amigos de las Motos Clásicas pide al Ayuntamiento la apertura de un museo o, al menos, de una sala de carácter permanente donde «poder demostrar a los que nos visiten y a los aficionados al motor que somos la capital del motociclismo». La petición ‘oficiosa’ se hizo en el transcurso de la inauguración de la exposición que estará abierta hasta mediados de enero en el Centro de Interpretación de las Tierras Bañezanas (Citba) y donde varios propietarios de motos clásicas exhiben una veintena de ‘joyas sobre dos ruedas’ con miles de kilómetros en sus motores y varias décadas de historia donde están representadas al menos 18 marcas de diferentes países.
Desde los ciclomotores y motocicletas manufacturados a finales de los años 40 hasta la máquina que data de 1988, todos perfectamente cuidados, en la muestra que ocupa las salas de exposiciones de los tres pisos de la antigua harinera es posible contemplar «lejos del romanticismo que pudiera suscitar la visión de estas joyas, la lucha por la supervivencia de una sociedad extremadamente deprimida de mediados del siglo XX, tras la Guerra Civil en España y la Segunda Guerra Mundial en Europa».
En la muestra que este martes ha abierto sus puertas en La Bañeza y que permite el acceso gratuito al Citba mientras esté colocada la exposición, el espíritu de los ingenieros «que en los años cuarenta se aventuraron a fabricar motocicletas dispuestos a comerse el mundo», explica José Martínez Muñiz, uno de los coleccionistas e impulsores de la asociación, no faltan marcas míticas como Iresa, Permanyer y Bultó (Montesa), Derbi, Bultaco, Guzzi, Vespa, Lambretta, Peugeot, Ossa o Terrot, ni tampoco «el recuerdo de aquellos tiempos de una España que se iba industrializando con hombres a bordo de una moto».
Junto a las joyas con treinta, cuarenta o cincuenta años de historia como las Guzzi Cardellino que permitieron a los carteros desarrollar su trabajo o las Sanglas de la Guardia Civil de aquella época se encuentra una réplica de la Suzuki número 34 «con la que el gran Kevin Schwantz tantas veces nos hizo vibrar», recuerda Martínez Muñiz.
Un momento de la inauguración de la exposición de motos clásicas.
Tiene muy buena pinta esa exposición, y todo aficcionado a las motos que se precie, como lo soy yo, tiene que ir a verla. Allí estaré a lo largo del finde semana.