P.J. Abajo
Este domingo finalizó el mes de puertas abiertas en el Centro de Interpretación de las Tierras Bañezanas, un tiempo posterior a la inauguración del museo durante el que el consistorio decidió no aplicar las tasas por entrada con el fin de que los ‘primeros’ visitantes de las instalaciones pudieran conocer de forma gratuita el espacio museístico.
Durante estos treinta días ha pasado por las instalaciones un gran número de visitantes, según datos recogidos en la oficina de turismo, que se ubica en la entrada del propio Citba, si bien esta apreciación no supone dato estadístico alguno porque el museo no ha estado funcionando con la aplicación de las tasas correspondientes.
Una vista interior del Citba.
En este sentido, el personal técnico de turismo y del Citba muestra su satisfacción con la afluencia de visitantes que han accedido durante estos días a las instalaciones en las que se muestra parte de la historia de las comarcas bañezanas en un entorno único, una antigua fábrica de harinas.
Bañezanos y gente de la comarca, personas mayores y alumnos de los colegios, además de grupos son los perfiles de la mayoría de las visitas que accedieron desde el 21 de enero, cuando se inauguró el Citba, hasta ayer, que finalizó el plazo de acceso libre y gratuito.
Durante todo este tiempo, los que han pasado por el museo han tenido la oportunidad de conocer y valorar el patrimonio histórico de La Bañeza y sus tierras a través de distintos soportes audiovisuales y objetos etnográficos que forman parte de las colecciones, todo ello dentro de un espacio original, la antigua fábrica de harinas ‘La Única’ que conserva su maquinaria, datada en el año 1926.
Tras un recorrido por las tres plantas en las que se distribuye el espacio museográfico, muchos de los visitantes recordaban este fin de semana la importancia mercantil que tuvo La Bañeza o, incluso, el hecho de ver funcionando este céntrico inmueble “como harinera de la que salían toneladas de mercancía” para la venta.
Además, desde el museo también se resalta el hecho de que durante este primer mes de funcionamiento hayan pasado por el Citba varios grupos de escolares, en visitas organizadas en horario lectivo y guiadas por personal del centro, con el fin de que los más pequeños conozcan la historia de su ciudad y cómo era una antigua fábrica donde se molturaba el trigo de las tierras bañezanas.
Un aprobado y un suspenso
Las jornadas de puertas abiertas, que concluyeron este domingo, han servido para que el Ayuntamiento de La Bañeza haya recogido las sugerencias de los visitantes con el fin de mantener los puntos positivos y tratar de mejorar aquellos aspectos que no han sido del todo satisfactorios.
En este sentido, la valoración general de los usuarios que han accedido al Centro de Interpretación es de un notable para el conjunto de aspectos museográficos y el espacio expositivo, si bien el entorno de maquinaria antigua en el que se encuentra el museo, con un estado de conservación óptimo, es uno de los puntos más apreciados por los visitantes.
Sin embargo, quizás por ser unos de los meses más fríos del año, muchos de los que visitaron el Citba durante el primer mes de funcionamiento mostraron su malestar por las bajas temperaturas del interior del edificio, que no dispone de calefacción; por su parte, el Ayuntamiento de La Bañeza tratará de buscar una solución rápida para poner fin a estos problemas de climatización.
Hace una temporada que esto está muy frío. Hay que intentar calentarlo.
Allá va.
Ya tenemos este museo. Ya tenemos el museo de las joyas y trajes antiguos. El teatro
–como se llame ahora — está a punto de inaugurarse. “Enhorabuena”. Todos muy buenos proyectos para mantener en funcionamiento los cuales, la corporación, -del signo político que sea- tendrá que destinar una partida nada despreciable de los presupuestos locales. Ya sólo nos falta en La Bañeza el museo de la alpargata vieja de cáñamo; de la guadaña mellada; del trillo con muelas de cuarzo; del sombrero de paja… Podría seguir con unos cuantos más. Haber cuando algún iluminado pone en marcha alguno de ellos. No os paréis por nada, que aún quedan en las arcas municipales los suficientes caudales para poder conseguirlo. Y, si para seguir manteniendo todos estos dispendios hay que subir o inventar algún tipo de impuesto o tasa nuevos, pues se inventa también. El pueblo, que se apriete más y más el cinturón, que deje de comer si es preciso para que los dirigentes puedan seguir presumiendo de tener en su pueblo grandes y grandes lugares donde enterrar sus impuestos. ¡Pero, tranquilos! ¡No, pasa, nada! Lo mismo que inventan como gastarse nuestros dineros, llegará un día en el cual inventarán también grandes industrias; que produzcan, a través de muchos puestos de trabajo, las condiciones necesarias para que aquellos bañezanos que ahora se encuentran inscritos en las oficinas de empleo con muy pocas esperanzas de volver a trabajar en su vida, y con un horizonte bastante negro, puedan, por fin, disponer de unas condiciones económicas que les permitan visitar (pagando, naturalmente) todos estos lugares “culturales” últimamente inaugurados o próximos a inaugurarse y los que vengan, y entonces sí. Entonces será cuando ya no habrá necesidad de aportar cantidad alguna de las arcas municipales para su sostenimiento puesto que serán capaces de autofinanciarse e, incluso, mantener en su autosuficiente costado a algún que otro zángano. Sería, tal y como acurre en una colmena, la sociedad casi perfecta. Cada abeja al néctar de su flor, y los defensores y organizadores de la colmena a cumplir cada uno con su misión también.
¡Que así sea! Yo, por mi parte, rezo todos los días para que un milagro logre que ello ocurra.