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Multitudinario y doloroso adiós de La Bañeza a la familia Fernández-Sanjuan

● Ibañeza.es ►Viernes, 22 de enero de 2016 a las 15:46 Comentarios desactivados


La iglesia de Santa María se ha quedado pequeña este viernes para acoger la misa de funeral por el eterno descanso del empresario Rogelio Fernández Álvarez, de su esposa María Inocencia Sanjuan y de sus dos hijas, Elisabet y Yolanda, todos ellos fallecidos el sábado en la provincia de Cuenca tras estrellarse la avioneta en la que viajaban desde Alicante con rumbo hacia la localidad leonesa de Pajares de los Oteros, donde ‘Geli Chavetinas’ puso en marcha su último sueño: un aeródromo desde donde desarrollar su pasión por volar.

Junto a sus familiares, allegados y algunos trabajadores de las empresas fundadas por Fernández, numerosas personalidades del mundo de la empresa, del Ejército y de la política quisieron rendir el último adiós a esta familia cuyas cenizas –con unos carteles con los nombres de cada uno junto a las urnas– estuvieron en el presbiterio durante toda la eucaristía presidida por el párroco de Santa María, Jerónimo Martínez, concelebrada por varios sacerdotes y donde fueron notables y constantes las muestras de dolor por este trágico suceso.

En la homilía, Martínez tuvo palabras de cariño para la madre de Geli, extendiéndolas para toda la familia, y aseguró que “pocas veces La Bañeza ha sentido una pena tan honda por la pérdida de cuatro personas de una misma familia”. El sacerdote apuntó, además, que “si la muerte es siempre dolorosa, lo es todavía más cuando se trata de cuatro personas en la plenitud de su existencia” para finalizar transmitiendo sus condolencias a la familia y amigos de los Fernández-Sanjuan.

Pésame del Obispo

Además, en el transcurso del funeral donde se dieron más de mil vecinos de la comarca, especialmente de Jiménez de Jamuz y Cebrones del Río –pueblos de nacimiento del matrimonio– el párroco bañezano leyó el mensaje de pésame enviado por el obispo de Astorga, monseñor Juan Antonio Menéndez. Mientras, en la calle cientos de personas que no pudieron acceder al interior del templo aguardaron la partida de los coches fúnebres con los restos mortales de un matrimonio que apostó por vivir y trabajar en La Bañeza y los de sus dos hijas, de 24 y 21 años.

Las cuatro urnas con las cenizas estuvieron sobre una mesa en el presbiterio.

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