publicidad Publicidad PUBLICIDAD

publicidad publicidad publicidad publicidad
publicidad

Nudismo en La Bañeza en el verano de 1935

● Ibañeza.es ►Lunes, 10 de abril de 2017 a las 8:39 Comentarios desactivados


Publicaba El Adelanto el 6 de julio de 1935 un suelto (que titula “Por decencia y moralidad”) en el que se hace eco de protestas contra la falta de moral ya proclamadas antes desde El Diario de León, manteniendo que “en medio de la libertad, o mejor dicho de la corrupción de costumbres que sale a la superficie de la vida, ha levantado ya una reprensión unánime el desnudismo que se usa en las playas, propio de una sociedad más que paganizada, y sorprendente y chocantemente se practica en La Bañeza (hasta la fecha solamente por el sexo masculino, aunque no por ello deja de ser reprobable) sin reproche de las muchas personas decentes y cultas que han debido de observarlo”, y se llama la atención de las autoridades para que conserven el buen nombre de la ciudad que se precia de ilustrada, decente y moral y eviten tal escándalo público que se viene dando en el puente de Requejo, a escasos metros de la carretera por la que transitan toda clase de personas, cuando, sobre todo en los atardeceres, jóvenes de quince, veinte o más años, “sin más traje que el recibido por la naturaleza, algunos, y otros con un escaso taparrabos, salen del agua y pasean por las orillas del río, y hasta algunos se permiten formar tertulia con otras personas en la carretera”.

Aquel mismo día, “ante las denuncias que le eran elevadas por la práctica abusiva e inmoral y ofensiva de las buenas costumbres de baños en lugares públicos”, dictaba el gobernador civil una circular que prohibía en toda la provincia leonesa “bañarse sin vestir una prenda adecuada y permanecer fuera del agua sin llevar albornoz, excepto en los solarios preparados a tal fin con separación de sexos y aislados del resto del público de las piscinas, márgenes de ríos o playas”, prohibición en mucho similar a las que sobre la misma materia y desde el mismo ámbito se darían algún tiempo después en la provincia, instalado ya el franquismo sublevado e impuestas su rancia disciplina de cuartel y su moral de convento, desterrando desde el gobierno civil y con el beneplácito del obispado escotes, maquillajes, tintes del cabello, el fumar, vestidos provocativos, escotes, transparencias y calados, piernas descubiertas o sin medias y brazos al aire en la mujer y las niñas mayores de doce años; en las parejas las posturas poco honestas, los bailes modernos, abominables y desvergonzados (incluso los “de caridad”), y el ir por lugares de poco tránsito y escasa luz; en todos las prendas de baño indecorosas, usarlas fuera del agua y vestirlas fuera de caseta cerrada, y los baños de sol sin albornoz; y los muslos desnudos en los niños, todo ello en unos tiempos que serán “de obedecer ciegamente y respetar lo mandado”.

Finalizando el mes de agosto de 1935, en pleno refuerzo ideológico de la derecha después de su triunfo sobre los revoltosos de octubre de 1934 y su mayoritaria victoria electoral de noviembre de 1933, y formando parte del mismo, “próxima la época de producir los modelos que en otoño suelen entregarse al comercio”, la Comisión Mor Playa rogaba “a los fabricantes y comerciantes de trajes de baño se enteren de las condiciones que deben reunir los tipos que esta proyectará con su propaganda y por su organización nacional, y a cuáles hará la más viva oposición por reputarlos inmorales”.

Al cabo de un año, la intromisión de la Iglesia en el control de la moral la llevaría a crear una “línea de bañadores para que la mujer española no enseñe carne en la playa”, y en julio de 1937 en ciudades como Orense se considerará incorrecto y detestable (a pesar de los calores propios de la estación) despojarse de chaquetas y exhibirse en mangas de camisa en los paseos, calles céntricas y terrazas de los cafés “sin tener en cuenta la presencia de damas y señoritas en lugares tan concurridos, costumbres perniciosas y provocaciones que habían tomado carta de naturaleza durante los últimos años de indigna democracia”, y extralimitaciones que, según el bando del alcalde, se evitarán de manera terminante y se sancionarán con el máximo rigor, como seguían pretendiendo hacer las órdenes que sobre moralidad y buenas costumbres “prohibiendo a los mayores de 14 años el uso del traje de baño y de pantalón corto por las calles de cualquier ciudad o pueblo, por carreteras y restaurantes…”, se dictaban desde Madrid a finales de junio de 1962.

Del libro LOS PROLEGÓMENOS DE LA TRAGEDIA (Historia menuda y minuciosa de las gentes de las Tierras Bañezanas -Valduerna, Valdería, Vegas del Tuerto y el Jamuz, La Cabrera, el Páramo y la Ribera del Órbigo- y de otras de la provincia, de 1808 a 1936), recientemente publicado en Ediciones del Lobo Sapiens) por José Cabañas González. (Más información en www.jiminiegos36.com)

publicidad publicidad

No se admiten comentarios.


publicidad publicidad

publicidad

publicidad


publicidad Publicidad


publicidad


publicidad

    publicidad PUBLICIDAD


    publicidad publicidad publicidad


    |Ibañeza.es | el periódico digital de La Bañeza y comarca | © 2010-2024 | AVISO LEGAL

    Ibañeza.es