P.J. Abajo
La recopilación de una serie de escritos, fotografías, cartas y otros documentos sobre la vida de este capuchino leonés, profundo amante de su tierra, y gracias a la labor investigadora del cronista bañezano, Conrado Blanco, han hecho posible la edición de una cuidada selección de trabajos del Padre Segismundo de Santibáñez que se presentó ayer en La Bañeza.
Cuenta Domingo del Prado, el autor de esta publicación recopilatoria, que la idea de este libro se gestó una tarde de verano en casa del cronista, mecenas de la cultura local, en una conversación en la que salió “un tal Ildefonso Fernández”, amigo de Conrado.
Quien más tarde se convertiría en Segismundo de Santibáñez, Ildefonso Fernández, nació un 28 de octubre de 1913 en el pueblo de la comarca de la Isla, de cuyo lugar tomaría el capuchino su nombre al ingresar en la orden franciscana. Fue un gran amigo de Conrado Blanco y de su esposa Charo, ya fallecida, y en la publicación se recogen algunas de los escritos y correspondencia personal que mantuvieron, casi hasta el fallecimiento del fraile, el 23 de septiembre de 1990.
Durante todo este tiempo, Segismundo envió a Conrado desde Madrid numerosos textos y revistas literarias dirigidas por él, unas sencillas publicaciones de cuatro folios, impresas en un ciclostil a dos caras, y donde nunca faltaba un ‘Viva León’ o ‘Viva La Bañeza’ junto a la dirección postal del destinatario.
Quizás, este amor a León, a la comarca bañezana y a la cultura fue uno de los principales capítulos en la biografía de este fraile desconocido para la mayoría de los leoneses. Por ese motivo, a través de documentos y publicaciones periódicas de la época se han podido conocer numerosos poemas y textos de Segismundo.
Una serie de escritos que Conrado Blanco fue archivando durante años y que siempre quiso dar a conocer, como le manifestó a su amigo ‘Segis’ en una carta de 1984. Pero es ahora, a través de la fundación que preside, cuando sale a la luz esta edición de poemas sencillos junto a una reseña biográfica del fraile leonés.
Además, a través de una colección de fotografías con gran valor documental, que han sido rescatadas de distintos archivos, se puede comprobar la cercanía de este predicador que durante toda su vida luchó en pro de la cultura y el progreso de León.
“¿No se puede poner una emisora [en La Bañeza]? Yo confío, y seguiré trabajando para que ‘esta gran obra llegue a ser realidad’. Dígaselo al Sr. Alcalde, Antonio. [...] Yo quiero que esta tierra llegue a ser la primera de la provincia, y, si es posible, la primera de España”, decía en una carta.
Fue un hombre dedicado a la predicación, a la cultura y al amor por su tierra leonesa, incluso desde Madrid, donde durante años se encargó de tareas pastorales en una parroquia y colegio de los capuchinos en el barrio de Usera.
“Un poeta del pueblo, porque era del pueblo y escribía para sus gentes sencillas”; así lo ve Domingo del Prado, el autor de esta publicación que saca a la luz la editorial bañezana Monte Riego y en la que ha querido destacar la ilusión de este fraile por transmitir sus ideales a todo el mundo.
¿…nació un 28 de octubre de 1913 en el pueblo de la comarca de la Isla…?
No sabía que hubiera una comarca que se llamara así. El o la cronista debería documentarse mejor.
El pueblo en el que nació se llama Santibáñez de la Isla y, de ahí, adopta el nombre de P. Segismundo de Santibáñez.
Gente como esta, amor por nuestra tierra, por León o por La Bañeza (La Isla, Jamuz, o Valdeón….) es lo que hace falta, pero la gente confunde las siglas políticas, u otros partidos de la geografía nacionalista con el amor por la tierra, por el verdadero leonesismo. Espero que despierten.
VIVA LEÓN, VIVA LA BAÑEZA. POR UN LEÓN AUTÓNOMO.
La foto es de la primera espantada que dieron los controladores aéreos.
Como ellos están en permanente contacto con el Altísimo el entonces Ministro de Fomento Sr. Vigón, les encargó la tarea.