Elisa Santos y Javier G. Beaumont
El pasado sábado 21 de junio ocurrió algo importante en el Castillo de Laguna de Negrillos, un lugar mágico cuyos únicos habitantes, cuervos y cigüeñas, se vieron sorprendidos porque en la torre había un escritor escribiendo, que en la torre había un escritor escribiendo, que en la torre…
Fueron horas de ensayos y nervios previos al estreno de esta obra escrita y dirigida por Luis Carnicero, POÉTICA DEL JUGLAR, representada en la dramatización por Templete Teatro y Javier Pérez Andrés y en la parte musical por Crispín D’Olot, Toño Odón, Marina Justel y Diego Carnicero.
Pero esto todo ya está escrito y recogido por la prensa y la TV de Castilla y León. Yo quiero hablar de la otra parte, de los sentimientos y emociones, de un texto brillante que puso en nuestras manos Luis Carnicero y del que nos enamoramos en la primera lectura. Y empezamos los ensayos, con ilusión y una actividad frenética que Luis lideraba con vehemencia. Cuando todo estaba ya listo y estudiábamos el texto, Luis seguía buscando la perfección cambiando versos y situaciones que, a pesar de que suponía un esfuerzo añadido para nosotros, asumíamos contagiados por su generosa imaginación. Un día añadía un poema, al siguiente nos traía la tela para hacer una capa al juglar, o cambiaba la coreografía del Círculo Rojo (principio y palabra) y principio y fin de un espectáculo entrañable.
Gracias a Luis por habernos dado la oportunidad de conocerle mejor, por dejar que pusiéramos voz a un texto espléndido. Hemos descubierto en él un autor romántico, apasionado con la palabra y el verso, con las piedras, las torres quebradas, los huecos en los muros, las aves y el cielo en la noche del solsticio. Esas piedras que él mira con el corazón, pues sólo él y el juglar que en él mora “han sabido ver en cada trozo de esas piedras una imagen completa del mundo”.
En ese entorno medieval la arquitectura, también de Luis, asciende sobre la piedra en blanco, negro y rojo. Una escenografía impactante y hermosa, sabiamente integrada en el paisaje, diseñada para que el espacio se transforme y cobre vida fundiéndose en un todo con trovadores y juglares. Emocionante.
Un extraordinario evento de nuestro amigo Luis que nos cautivó a nosotros y a las casi mil personas que llenaron el patio de armas en la noche del solsticio de verano.
