El Alfar de Jiménez supone un atractivo turístico para la localidad.
El próximo 30 de abril Jiménez de Jamuz acogerá un ‘doble acontecimiento turístico’ con el encendido de su horno Árabe con leña de urces para cocer todos los cacharros elaborados por el maestro alfarero a lo largo del año y se llevará a cabo la colocación de los tradicionales mayos en las tres localidades del municipio.
Según indicaron fuentes del Ayuntamiento de Santa Elena, el del Alfar es el único horno árabe que se mantiene activo en la actualidad y los preparativos para la cocción de las piezas “es un evento que merece la pena conocerlo, por lo que se anima a todas las personas interesadas a que se acerquen al museo y vean al maestro alfarero afanarse en la cansada tarea de avivar las llamas para que las piezas de artesanía alcancen su belleza definitiva”.
Para ello, ese día el Alfar Museo permanecerá abierto hasta la una de la madrugada y la entrada será gratuita.
Por otro lado, ese mismo día se realizará la “plantación de los Mayos en las calles de los tres pueblos”, una tradición declarada como Fiesta de Interés Turístico Provincial de marcado origen popular y que anunciaba en las culturas clásicas el inicio de la primavera, la fecundidad y la protección de las cosechas.
En Santa Elena de Jamuz su origen está fechado en los primeros años del siglo XX, “cuando los vecinos colgaban en el extremo de un árbol un monigote hecho de paja y ropa vieja para simbolizar la muerte del invierno y la llegada de la primavera, representada por el árbol”, según se indica desde el consistorio.
Las mismas fuentes apuntan que con la Guerra Civil se rompe esta tradición y vuelve a recobrar protagonismo a mediados de los años 80, cuando los vecinos del municipio comienzan a elaborar escenas artesanales que representan, cada primero de mayo, personajes u oficios, algunos ya perdidos, a los que se quiere rendir un homenaje explicado en un letrero en forma de verso.
Como se recordará, los mayos se exponen en las calles y plazas de Jiménez, Santa Elena y Villanueva de Jamuz durante todo el mes y su confección es totalmente artesanal, con una estructura en madera o metal, y los muñecos rellenos de paja o espuma y la cara de barro, aunque también se realizan con trapo en algunas de las localidades.
Todos los elementos que componen el mayo han de estar elevados a más de 1,50 metros del suelo y todos llevan adjunto una leyenda, cursada en verso o prosa poética, donde se cuenta la historia del mayo en particular y un grupo de dulzaineros amenizará las calles para dar la bienvenida a este acontecimiento.
