Diez años después de que a un grupo de jóvenes bañezanos se le ocurriera ‘importar’ la idea que previamente habían tenido otras ciudades de decorar muros y fachadas sin vida, La Bañeza se ha convertido en uno de los lugares preferidos por los artistas plásticos para dejar estampada su firma sobre el hormigón y su nombre inscrito en el programa de un festival que este fin de semana llegó a su décima edición pensando ya en la próxima cita.
El festival de arte urbano ArtAeroRap deja atrás los dos años previos de restricciones y suspensiones y también ha salido este año de las fiestas patronales de agosto para lograr durante cuatro días ofrecer un intenso programa de actividades tanto musicales como gastronómicas, compaginando las propuestas en el Parque del Mayor con la labor de los grafiteros en distintos puntos de la ciudad.
La calle Don Pedro el Oculista es una de las zonas donde mayor número de murales se han pintado este año, pero el spray también ha llegado a otras calles como La Zaya, las Acacias, la calle Párroco Arturo Cabo Carrasco, el pasaje inferior de la calle Arrote, María de Zapata o en la calle Don Ángel Riesco, uno de los más fotografiados porque se desarrolla entre las tres paredes de un pequeño solar urbano que ha quedado recientemente descubierto, creando una sensación de trampantojo.
Una vez más, con un esfuerzo de organización importante y tratando de reivindicar su hueco en el panorama nacional, el festival ArtAeroRap ha ido más allá de los graffitis que quedan dispersos en el paisaje urbano de La Bañeza. En esta décima edición, con el Parque del Mayor como escenario para conciertos y actividades, el recinto acogió una zona de acceso gratuita con foodtrucks y mercadillo de productos artesanos, y cuatro días de música casi ininterrumpida. Otra de las novedades del festival fue el homenaje a bicicrítica, un movimiento global que hace que el último jueves de cada mes millones de ciclistas de cualquier parte del mundo salgan a la calle para pedir sus derechos a golpe de pedal.