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Una Noche Mágica

● Ibañeza.es ►Sábado, 19 de marzo de 2011 a las 10:07 Comentarios desactivados


Llego al teatro con mi hija Jana. Son las ocho y ya hay una cola enorme. Ya dentro, nos podemos sentar al final de la platea. Comentamos con dos amigas, Luci y Magdalena, lo importante de la noche. Yo la había soñado muchas veces desde que comenzó está aventura en 1997. Recuerdo las negociaciones de Olga Cavero con Felipe Pérez Alonso y las ganas que tenía Mario Núñez de tener una butaca para él; las primeras charlas con el arquitecto Andrés Lozano con el que, a lo largo de estos años, ha crecido una buena amistad y complicidad. Ana Casas, mi compañera, era la quinta en discordia, le encantaban estos acontecimientos y pensaba ponerse un vestido negro de raso con collar de perlas y unos buenos zapatos de tacón. Mario quería que nos sentáramos los cinco juntos el día del estreno.

No ha sido posible lo que habíamos soñado. Ana y Mario lo han visto desde un palco mucho más alto, a Olga no la veo en la sala, Lozano está sentado detrás de mí, luego le buscan y lo colocan en un lugar principal: el que de verdad se merece. Yo estoy al lado de mi hija Jana, al fondo de la platea, muy feliz porque a ella le apetecía ver el teatro antes de marcharse para Murcia.

Abre el acto Paloma Muñoz, la periodista de Onda Cero, que pone un toque de belleza y profesionalidad en la introducción del acto y presentación de los músicos. Después, el Alcalde, José Miguel Palazuelo, nos cuenta los entresijos de esta gran obra de la que él ha protagonizado una parte importante: el acto final.

Y por fin la música. Javier Alonso comienza con Falla y sus siete canciones populares españolas a los compases marcados por Juan Carlos Cornelles al piano.

“Al paño fino, en la tienda, una mancha le cayó; por menos precio se vende, porque perdió su valor…”

Javier ha trabajado mucho. Da gusto verle en el escenario. Tiene porte y seguridad, va desgranando las canciones ante un público entregado. La Seguidilla Murciana hace sonreír a Jana, que mañana volverá a Murcia; su estancia de una semana se nos ha pasado en un suspiro, apenas pude verla. Por eso aprovecho este momento en que la tengo a mi lado. Escuchamos con atención el verso salido de los labios de Javier Alonso:

“Cualquiera que el tejado tenga de vidrio, no debe tirar piedras al del vecino. Arrieros semos; ¡Puede que en el camino nos encontremos!

El teatro está lleno. Asociaciones, Cofradías, muchos de los espectadores seremos actores en futuros estrenos: Coral del Milenario, El Templete, Cimbalaria Teatro, Tista y Sara, mi Charra, Tornadera, Bañezaina, la Mona de China, los Chicos de Phil, la Última Legión, todos los solistas bañezanos que están diseminados por toda España…estamos todos embobados en los cantos de Javier que nos mecen en la butaca. Hoy por la tarde la Ministra abrió el acto con unos versos de Colinas por encargo del Presidente, así Antonio estuvo también en lugar principal con un fragmento de su poema “la llama” que sonó así de bien de labios de la Ministra:

“Hoy comienzo a escribir como quien llora./ No de rabia, o dolor, o pasión./Comienzo a escribir como quien llora/ de plenitud saciado,/ como quien lleva un mar dentro del pecho,/ como si el ojo contuviera toda / esa inmensa colmena que es el firmamento/ en su breve pupila…”

Javier entona Maitechu mía, el celebre zortzico de Francisco Alonso que todos conocemos tan bien, mientras Cornelles acaricia el piano Steinway & Sons, gran cola. Han escogido un concierto muy popular para garantizar que sería del agrado de todos los públicos:

“… no volveré a quererte con toda el alma Maitetxu mía, ni volveré a cantar  zortzicos al pasar, ni volveré a decirte las mismas cosas que te decía, el oro conseguí pero el amor perdí.”

Hay perfecta comunión entre público y cantante. Javier se ha colocado sabiamente al borde de la boca de escenario para estar más cerca del público que casi le abraza desde la platea y los dos anfiteatros. Los invitados han acudido vestidos de gala, con las mejores ropas para esta ocasión única. Es bonito verlos entrar, cruzando por el maravilloso foyer principal. Muchas veces he dicho que los teatros a la italiana están hechos para ver y ser vistos. Hay un espectáculo en el escenario y otro en el patio de butacas. Solo es cuestión de observar.

La romanza de Vidal y los vareadores de la zarzuela “Luisa Fernanda” de Federico Moreno-Torroba. En el escenario: cámara negra, el piano y los dos protagonistas, Las preciosas flores ponen una nota de luz. A Javier le queda muy bien el frac, se maneja con soltura metido en él, se nota que lo pone a menudo. Mira al público con complicidad mientras nos canta eso de:

“Ay mi morena, morena clara! ¡Ay mi morena, que gusto da mirarla!”

Luego las canciones populares de Fernando Obradors. Con “el Vito”, cierra el concierto, pero su público quiere más. Cuatro bises entre aplausos emocionados. En el patio de butacas muchos de sus amigos, compañeros de conservatorio, de la Coral del Milenario. Javier se dirige al micrófono para presentar los bises y aprovecha para agradecer el momento que estamos viviendo.  Para acabar, como no podía ser de otra manera en el día de hoy, con el Himno de La Bañeza de Odón y Antonio Alonso.

Esta vez es el público el protagonista y Javier Alonso un acompañante de excepción desde el escenario. Nunca oí sonar el Himno de La Bañeza de esta manera. Javier nos dio el tono al piano y comenzaron a salir de nuestras gargantas los versos. Había muchos músicos y cantantes entre el público. Me emocionó el Himno hasta humedecer mis ojos, me atrevería a decir que nos emocionó a todos.  Los aplausos finales despiden a Javier y Juan Carlos. Salimos a la calle. No hace frio en esta noche mágica. A la puerta del teatro la conversación. Nadie quiere irse. Comienzan las enhorabuenas. La  fachada del teatro es más bonita de noche, con las luces encendidas.

Me doy cuenta de que este artículo no pretende contar lo sucedido. Para eso lean, vean o escuchen ustedes los medios de comunicación de mañana. Este es un artículo que trata de dibujar las sensaciones y las emociones de alguien que con otras dos personas se subió a este escenario el 17 de agosto de 1997. Al día siguiente se cerraba hasta hoy.

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