En blanco
Sí, de verdad, ¡váyanse a la mierda! Sé que suena mal, que no es correcto, que hay otras formas de decir lo mismo; pero así se entiende mejor. ¿Recuerdan a Labordeta en el mismísimo Congreso o al inolvidable Fernando Fernán Gómez dando rienda suelta a su hartazgo? ¡Pues yo también estoy harto!
Harto de la desfachatez con la que nuestra clase política, y a ella va dirigido el exabrupto, se ríe de todos nosotros: “la ciudadanía” como nos llaman. Y nos llaman así porque han conseguido que nos veamos a nosotros mismos como algo distinto, de otra escala social inferior a la de ellos. ¿Y saben qué es lo peor? lo peor es que ya nos lo estamos creyendo.
No puedo entender que no nos demos cuenta del engaño en el que vivimos, con ese “estado del bienestar” que nos quieren vender, con ese futuro tan ansiado que nos ofrecen de cuatro en cuatro años para que todos seamos más felices; todo ello a base de la verborrea con la que intentan hipnotizarnos. ¿Ustedes creen que les importamos, que se preocupan por nuestro futuro? no se equivoquen, lo que realmente les preocupa son nuestros votos para que todo siga igual, para no bajarse del pedestal y hacer y deshacer con nuestro beneplácito lo que mejor les convenga, que para eso les hemos votado.
Estoy harto de tantas cumbres, reuniones y congresos inútiles de los que aparte de buenas palabras nunca sale nada, bueno sí: impuestos y leyes para controlarnos más y mejor, para que no nos desviemos del camino que nos tienen marcado.
Cansado de ver cómo nos roban legal e ilegalmente, porque independientemente de los escándalos de corrupción a los que ya nos tienen acostumbrados y que suelen terminar con castigos irrisorios, existe otro método que ellos tienen totalmente perfeccionado, es completamente legal y da muy buena rentabilidad. Consiste en desempeñar un cargo político de cara a la galería: Parlamentario, Senador, Diputado, Secretario, Consejero, Delegado… y todo un sinfín de nomenclaturas que ellos mismos han creado y por los que cobrar unos abultados honorarios; pero aparte también puedes pertenecer a una o varias comisiones, ejecutivas, asambleas, plenos, corporaciones, mesas de trabajo (esta es la mejor)… y todos estos cargos tienen una rentabilidad por asistir, por votar, por pertenecer, por representar o simplemente por sentarse; si a todo esto le agregas: dietas, viajes, hoteles, gastos de representación, el iphone, la tablet, el coche oficial, etc. el resultado es algo a lo que yo no me puedo acostumbrar.
Y ahora hagan un pequeño cálculo y multipliquen todo esto por cada ayuntamiento, diputación, delegación, autonomía, ministerio, sindicato, senado, congreso, etc. y extrapólelo a Europa, a ese majestuoso mausoleo que han creado para elefantes políticos. ¿Ustedes creen que necesitamos todo esto para conseguir nuestro “bienestar social” o realmente es inevitable para mantener todo este circo?
Así que ya saben, prepárense para doblar otra vez la papeleta, introducirla en el sobre y depositarla en la urna; porque ahora sí, esta vez vamos a votar al que nos va a sacar de esta.
Yo, por mi parte, seguiré plagiando la frase que utilizaron Labordeta o Fernán Gómez.
