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Velando por el orden. El 18 de julio de 1936 en La Bañeza

● Ibañeza.es ►Martes, 17 de julio de 2018 a las 7:30 Comentarios desactivados


Traemos en esta ocasión los párrafos iniciales del apartado dedicado a lo ocurrido en la citada fecha en la ciudad de La Bañeza, en el contexto y el transcurso de los días del golpe militar de 1936 en la provincia de León y en el país, primicia y anticipo del libro Cuando se rompió el mundo. El asalto a la República en León y sus tierras, en el que venimos trabajando desde febrero de 2014, y que en unos meses estará listo para ser publicado en la editorial leonesa Lobo Sapiens.


El 18 de julio de 1936, sábado, amanecía caluroso, y en La Bañeza los concejales de la Gestora municipal frentepopulista que integraban la comisión especial de aguas constituida el 20 de abril y de la que desde el 27 de mayo seguían formando parte además del Interventor municipal, Norberto Ángel Martínez Mielgo (de Izquierda Republicana, natural de Hospital de Órbigo, soltero, de 31 años, perito mercantil; seguramente en esta fecha su plaza estaba ya vacante por hallarse destinado como Jefe interino de la Sección de Presupuestos en la Diputación de Palencia), Porfirio González Manjarín (albañil, de 35 años, casado) y Eugenio Sierra Fernández, a los que se sumaban entonces Isaac Nistal Blanco (de 54 años, casado, socialista como los dos anteriores, albañil y maestro de obras) y Joaquín Perandones Franco (de Unión Republicana, casado, de 30 años, industrial), estaban convocados por la mañana a una reunión en la Casa Consistorial para tratar una vez más de la sempiterna cuestión de la traída de las aguas y la dotación del alcantarillado a la ciudad, que ahora por fin y desde el empuje con que la nueva Corporación había retomado tras el inicio de su mandato el 15 de abril el problemático asunto tanto tiempo pendiente, se veía factible conseguir. Cuando a finales de agosto la Gestora impuesta por los sublevados triunfantes revise la actuación de aquella última Corporación republicana hallarán un recibo por importe de 991,25 pesetas empleadas en el viaje a Madrid en la misma fecha del 18 de julio de una comisión que integraban tres personas, sin que al respecto hayamos encontrado más noticias sobre la identidad de los comisionados o el objeto de su desplazamiento, que, si se inició o se culminó, debió de hacerse en medio de las crecientes dificultades, desajustes y zozobras que ya aquel día se vivían a lo largo del itinerario que precisarían recorrer.

La mañana de aquel sábado aparecía en el semanario La Hojita Parroquial una esquela en la que “un grupo de patriotas bañezanos” invitaba a las gentes de la localidad a los funerales que por el alma de José Calvo Sotelo, asesinado en Madrid el día 12, se preveía oficiar en la Iglesia de Santa María el lunes siguiente (se efectuarían con toda solemnidad el 26 de agosto). Algunos viajeros llegados aquella fecha en ferrocarril a La Bañeza quedaron allí atrapados unos días, mientras la situación se decantaba y resolvía, como le sucedió a los padres de Santos Izquierdo de la Torre (que tenía entonces 9 años), desplazados desde A Rúa en el tren correo de Galicia porque eran padrinos de una boda (seguramente la de la señorita Felisa Tagarro González y el joven Severiano Pequeño Bobo –propietario de los Almacenes Bobo-, que se celebraría el día 20 en una ciudad ya bien inquieta y agitada, “en la iglesia y sin ser molestados por nadie”), y de los que no supieron nada más hasta el día 31, cortado por los acontecimientos el tráfico ferroviario que no se restablecerá hasta el 30 de julio, después de ser volado en los primeros días de la sublevación (transcurrida la media tarde del 20) en la línea de Palencia a La Coruña, de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, el puente del ferrocarril de Valbuena de la Encomienda por jóvenes izquierdistas de los pueblos de la zona.

Estando reunida la bañezana comisión de aguas, en aquella jornada de calor tan bochornoso como había sido la anterior, tuvieron sus componentes noticias no oficiales (que ya durante la pasada noche se habían ido desgranando), pero no por ello menos preocupantes, sobre la sublevación militar iniciada en Marruecos el día antes por la tarde, y de que en Melilla habían ocurrido algunos disturbios (dirá Eugenio Sierra Fernández, originario de Astorga, de cuyo Teatro fue empresario cuando allí y hasta 1931 residió con su familia, de 42 años, casado, secretario en 1928 de la UGT astorgana, tipógrafo en la imprenta bañezana de la Viuda de M. Fernández, al ser interrogado el 28 de julio), por lo que el alcalde, Ángel González González (natural de Saludes de Castroponce, de 51 años, casado, jornalero, socialista, regidor en funciones desde el pasado 20 de mayo, como primer teniente de alcalde que era, tras la dimisión del titular, el veterinario Joaquín Lombó Pollán, de Izquierda Republicana), “ordenó o previno a los empleados municipales al objeto de que no se alterase el orden aquella noche, y que al día siguiente, domingo 19 de julio, fue aceptado por él y por los demás compañeros de la Corporación el ofrecimiento que les hicieron gran número de obreros de esta población para cortar cualquier disturbio y para defender la causa, digo, el poder constituido”. Uno de aquellos empleados municipales fue Abraham Bécares Rodríguez (natural de Canales y vecino de La Bañeza, socialista de 29 años, casado, tipógrafo y ocupado en consumos desde el inicio de aquel mes), “requerido por el alcalde cuando realizaba su trabajo en unión de otros compañeros, Valeriano Domínguez Carbajo y Manuel Rubio Antúnez, para que en las horas francas de servicio cumplieran el de vigilancia y mantenimiento del orden dentro y sobre todo en los alrededores de la villa” (declaraba el primero en la misma fecha).

El 23 de agosto, interrogado por Pedro Lagarejo Villar, cabo comandante del puesto de la Guardia Civil de La Bañeza (“donde lleva ya tres años destinado, por lo que conoce perfectamente a todo el vecindario”, dirá cuando en noviembre testifique contra una buena parte de quienes lo integraban), lo hará José García González, soltero, de 25 años, socialista, también guarda de consumos desde la misma fecha (destinado como los anteriores en la recaudación de arbitrios; sería uno de los varios separados del servicio poco después), quien dice que el día 18 de julio fue llamado a presentarse en el Ayuntamiento por ser empleado del mismo, y le dijo el alcalde Ángel González[1] que tenía que estar de vigilancia, para lo cual el médico Emilio Perandones Franco (socialista, de 28 años de edad, soltero) le proporcionó una pistola, de color aluminio, que tuvo en su poder hasta el lunes día 20 por la noche, en que se la retiró el acalde para devolvérsela a quien se la diera, confiándole a cambio una escopeta para mantener el orden público, con la que estuvo un día completo por la Plaza Mayor (la entregará al cabo de la Guardia Civil el mismo 23 de agosto cuando junto con otros sea detenido).

A medida que llegaban nuevos datos sobre lo que estaba sucediendo en el país, en medio de la preocupación que aquellos generaban en todos, y especialmente entre los directivos, afiliados y simpatizantes de las entidades republicanas e izquierdistas locales, algunos bañezanos se fueron acercando al Consistorio a lo largo del sábado, día 18, para ponerse a disposición de la Corporación y prestarle su apoyo. Así lo hizo Cecilio Toral de la Fuente, de 23 años, soltero, estudiante (lo había sido del cuarto curso de Magisterio, Plan de 1931, en el recién finalizado, y dependiente de comercio en el de Alberto Valderas Castro), secretario de Unión Republicana, partido que como tal formó parte del Frente Popular (“roto en el mes de mayo en La Bañeza por desacuerdo entre las organizaciones que lo integraban”, puntualizará en su declaración ante el comandante militar de la Plaza el 14 de agosto, cuando sea uno de los numerosos encausados por los sucesos de “los días de julio”), que se ofrece moralmente, y no materialmente por ser inútil para manejar armas. Alguno entre tantos como serían sumariados por tales sucesos, Mariano Medina Alvarado (que corrobora la ruptura hace dos meses del Frente Popular[2], al que por Izquierda Republicana –IR- dice pertenecer desde las elecciones de febrero), soltero, de 23 años, empleado de banca, asegurará no haber intervenido en ellos entre los días 18 y 21 por haber estado trabajando en las oficinas del Banco Urquijo Vascongado, del que es asalariado “desde hace unos doce años, cuando entró de botones” (es también afiliado de la Asociación de Empleados de Banca, afecta a la UGT).

Ourense, 15 de julio de 2018.


[1] Lo apodaban “Chepa González”, propietario del kiosco de prensa que en la Plaza Mayor –al lado del templete- atendía su hijo Ángel, y “quien todas las mañanas, antes de incorporarse a las tareas propias de su cargo en el Ayuntamiento, llevaba personalmente El Debate, La Nación o el ABC a sus abonados”.

[2] Se habría producido coincidiendo con la dimisión el 20 de mayo del alcalde Joaquín Lombó Pollán y los gestores Toribio González Prieto y Leopoldo Bahillo Melero (ambos también de IR) que con él renunciaron a seguir formando parte de la Comisión Gestora nombrada el 13 de abril por el gobernador civil. Al parecer, también había notables desavenencias y disensiones internas ya desde primeros de abril en IR de León. Joaquín Lombó había militado en el viejo (fundado en 1912) Partido Republicano Autónomo Leonés –o Alianza Republicana- antes del advenimiento de la Segunda República.

Más información en www.jiminiegos36.com

Franco y otros generales rebeldes. / Foto: Archivo

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