La Asociación Cultural Argentiolum (ACAVI) de Villamontán de la Valduerna rindió recientemente un homenaje póstumo en el salón de actos del consistorio al investigador Ernest Loewinsohn Robles, ingeniero de caminos e investigador de las vías históricas que dio con los restos de la Vía Nova, la calzada romana que unía las ciudades augustas de Astorga y Braga en Portugal.
Su viuda, Elena Moreno, recogió la distinción en nombre de su difunto esposo, acompañada por sus hermanos Yolanda y Carlos Moreno, en un acto en el que el Presidente de Acavi, José Luis Cabero, presentó ante un numeroso público las motivaciones que justificaban el homenaje a Loewinsohn, miembro destacado de la entidad cultural por su labor de magisterio e investigador de campo, acompañando a grupos de la por la Vía 18 a tramos, entre Villamontán, la ribera del Eria y la Valdería.
El cronista oficial de Villamontán, Landelino Franco, asegura que en Loewinsohn “se cumple aquello de ‘hacer pero no contar la hazañas’, en este caso referidas al campo de las calzadas romanas y en concreto a fijar la Vía de Antonino Pio, de Astorga a Braga en el mapa”. Por su parte, el secretario de Acavi hizo un sucinto recorrido de fechas, estudios y de las escasas publicaciones localizadas del homenajeado que nació en Filipinas en marzo de 1926 y falleció en Villajoyosa (Alicante) en 2013.
Ingeniero de Caminos de profesión, se trasladó a España para trabajar unos años en Madrid y en 1956 contrajo matrimonio en Astorga con Elena Moreno. Luego viajó a EE.UU para cursar un máster y consiguió la nacionalidad americana como profesor universitario, residiendo en el país hasta el año 1961, desde donde regresa el matrimonio para Astorga y Loewinsohn se dedica plenamente a documentarse, explorar y fijar restos encubiertos o perdidos de las calzadas romanas como la vía de la Plata, la A-18 de Antonino, los castros y campamentos romanos.
Franco recordó que el homenajeado “se distinguía por su innata sencillez y elegancia, de fe profunda; escribió muy poco de lo mucho que sabía y gozaba compartiendo desinteresadamente sus muchos conocimientos, experiencias, apuntes y documentos”, añadiendo que “era un hombre positivo de paz y bien, creía en el ser humano y en el valor de la naturaleza; a sus expensas descubrió y fijó definitivamente hallazgos arqueológicos de capital importancia”.
El homenaje póstumo terminó con la imposición de la medalla de Acavi y la entrega del diploma de honor de la entidad valdornesa a la viuda de Loewinsohn, un reconocimiento que el cronista oficial de Villamontán espera “sea el primer de otros muchos en ciudades como Astorga y a niveles autonómicos y nacional”.