Tirso Matías Claro
Shakespeare, Ibsen, Valle Inclán, Jacinto Benavente, Franca Rame, Darío Fo, Jean de Letraz, Eusebio Calongue y Concha Santiago son los autores elegidos para divulgar el teatro en el certamen jiminiego
Henrik Ibsen (1828-1906) es el más importante dramaturgo noruego de todos los tiempos y su influencia hasta nuestros días no se cuestiona. De carácter introvertido, criticó la sociedad de su tiempo a través del cuestionamiento del modelo tradicional de familia. Es por lo tanto un autor realista, pero su particularidad es abrir las puertas a lo simbólico para trasmitir el mensaje. La obra que abre la decimoquinta edición del Nacional de Teatro de Jiménez de Jamuz es un buen ejemplo de la etapa realista socio-crítica.
Casa de muñecas (1872) sigue estando vigente 170 años después de su estreno en Copenhague. La visión del pensamiento y valor femenino, que no puede alcanzar plenitud en un mundo ideado por los hombres, representado en su protagonista Nora, es tan actual que se comprende que se tildaran de escandalosas hace dos siglos. Además se medita sobre la dependencia de género y la realización personal de la mujer en el marco público y privado.
Los vallisoletanos de Athenea Teatro, bajo la adaptación y dirección de Jaime Rodríguez traen a la época actual el conflicto ideado por Ibsen. La dificultad adaptativa existe, y se evidencia en una inevitable recurrencia al conflicto que a nuestro entender retrasa el desenlace. Sin embargo la sutileza de la dirección artística, la interpretación de Nuria García, en el papel de Nora, y una escenografía eficazmente resuelta, confieren al montaje cuerpo, consiguiendo en conjunto resolver y trasmitir.
La manzana de Eva (Concha Santiago). Nunca hemos negado nuestra debilidad por creaciones propias en el teatro aficionado sobre todo cuando los textos consiguen, sobrepasando cánones, integrar los elementos que aportan equilibrio, tempo, unidad y sorpresa para que la producción sea rítmica, la dirección ingeniosa y la puesta en escena desenvuelta y creíble. La manzana de Eva, que vimos el domingo, cumple estos requisitos.
La palentina Concha Santiago, comenzó su periplo con la pluma con textos dedicados al público infantil, pero desde hace años aporta al cajón del Teatro “hecho por aficionados” un buen número de obras: Boom Boom 10, Viejas, viejas, viejas; Y tu… que me quisiste tanto; hermanas de nombre, la manzana de Eva, … Principalmente la temática apunta al universo femenino desde distintos prismas y con distintos grados de compromiso y crítica social. A nuestro entender cada obra suma una realidad más a la presentación de la mujer a nivel individual, familiar y social, pero con personajes que dan pie a un conocimiento más profundo de la realidad femenina.
Difícil separar la figura de Concha de la compañía Lapsus Teatro. El grupo lleva 23-24 años dando que hablar, y por lo general bien. En el valle del Jamuz aún resuenan los aplausos y emociones que nos trasmitió su Agnus Dei en 2003, y el desparpajo interpretativo de boom boom 10 en 2005. La Manzana de Eva como hemos anticipado está bien estructurada, muy bien interpretada tanto por Jesús Gutiérrez, Manu, como por la propia Concha Santiago como, Laura; y tiene un final que confirma que estamos ante un teatro actual y de calidad. La autora medita sobre el peso de la personalidad en las relaciones, la soledad; maldiciendo y confirmando que la felicidad viene con cuentagotas. La música encaja, el tempo le confiere ritmo. Un placer.
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